Ceremonia inaugural
Críticas a 'La última cena' en versión drag queen de París 2024: "¡Inaceptable, irrespetuoso, infame!"
Una atrevida performance que no ha dejado indiferente a nadie: se desata la polémica en los Juegos Olímpicos con esta imagen.
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La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 fue rompedora por definición: por primera vez no se celebró en un estadio olímpico. Un histórico desfile de barcos por el río Sena inauguró los Juegos Olímpicos de París. La Ciudad de la Luz dio la bienvenida a los mejores atletas del mundo con un espectáculo de una ambición desmedida que ya divide al mundo: o lo amas, o lo odias. Una actuación memorable de Céline Dion, un pebetero olímpico en llamas elevado hacia el cielo nocturno en un globo aerostático y un deslumbrante juego de luces en la Torre Eiffel bajaron el telón a un homenaje de cuatro horas a la cultura, la historia y el arte franceses. Una idea arriesgada, con una ejecución cuestionable y por momentos tediosa, que no obstante es historia del olimpismo.
Desafiando las lluvias torrenciales, unas 300.000 personas se alinearon en las orillas del río para animar a la armada fluvial que transportaba a los competidores por los lugares más emblemáticos de la ciudad: la Torre Eiffel con los cinco anillos olímpicos, el Louvre y la Catedral de Notre-Dame. Una ceremonia, no obstante, que pecó de restar protagonismo a los propios deportistas para dárselo a la ciudad de París y que se vio en gran medida deslucida por la meteorología. En cualquier caso, los Juegos Olímpicos 2024 ya están aquí y se disputarán por tercera vez en la capital de Francia.
Da Vinci versión LGTBIQ+
Sin embargo, una de las performances de la ceremonia de apertura está dando mucho que hablar: el evento afrontaba su recta final cuando asistimos a una singular representación de La última cena. Se trataba de una versión drag queen de la obra religiosa de Leonardo da Vinci que impresionó a los espectadores, desatando un sinfín de comentarios en las redes sociales.
En concreto, la actuación consistía en una gran mesa con varias personas pertenecientes al colectivo LGTBIQ+ disfrazadas de manera extravagante y colocadas en la misma posición que en el cuadro Da Vinci. En esta alegoría los apóstoles fueron sustituidos por drag queens, una modelo trans y el cantante Philippe Katerine casi desnudo, con algunos atributos de Dionisos, el dios griego del vino y la fiesta.
En Francia, la Iglesia Católica y, sobre todo algunas figuras de la extrema derecha, han criticado varias secuencias de la ceremonia que, por el contrario, ha recibido una acogida entusiasta entre la izquierda y los miembros del Gobierno de Emmanuel Macron. Asimismo, en redes sociales se desencadenó un gran aluvión de interacciones con multitud de usuarios que se han manifestado tanto a favor como en contra de esta transgresora idea.
Javier Tebas estalla
Los mensajes críticos se siguen sucediendo, destacando uno de Javier Tebas, presidente de LaLiga. "¡Inaceptable, irrespetuoso, infame. Usar la imagen de la Última Cena en los Juegos Olímpicos de París es un insulto para los que somos cristianos. ¿Dónde queda el respeto por las creencias religiosas?", opinó en la red social X el dirigente de la patronal del fútbol nacional.
"Me permitiré romper el orden establecido"
La crítica iba dirigida hacia la dirección creativa de la ceremonia inaugural. El esfuerzo de Thomas Jolly, que se convirtió casi en una obsesión para mantener a la ceremonia en secreto y sin desvelar sus detalles, está dividiendo al público. Buscó el repaso histórico y cultural de Francia con simbología transgresora, acercándolo a los más jóvenes con superestrellas de la música. "Quiero que todos estén representados", repitió. "Me permitiré romper el orden establecido", avisó Jolly en numerosas ocasiones. Desde luego lo ha conseguido, aunque a costa de indignar a numerosos católicos con esta performance en concreto.
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