Aventura

Una hazaña a un kilómetro bajo tierra: así es el primer 'menos mil' de España

Entre 1971 y 1978, el Grupo de Exploraciones Subterráneas de Málaga completó la hazaña de explorar una sima de la Sierra de las Nieves con 1.074 metros de profundidad, en su día el primer 'menos mil' de España y el cuarto del mundo.

1.074 metros de profundidad, hasta ahí llegó el Grupo de Exploraciones Subterráneas de Málaga entre 1971 y 1978. En la Sierra de las Nieves se alcanzó el primer 'menos mil' de España; en el mundo solo había cuatro. 44 años después, toda esa gesta la recogen en un libro sus protagonistas.

En 1971 un grupo de exploradores entre los que estaban José Enrique Sánchez, Toni Parés, Federico Ruiz y Juan Antonio G. Mayorga, quiso saber qué había dentro de una cavidad que se abría en la Sierra de las Nieves, una cavidad en la que tirabas una piedra y no se oía llegar al fondo.

Comenzaron a descender en la España del Seiscientos, cuando las fotografías eran en blanco y negro y cuando los equipos de espeleología eran muy precarios. El espeleólogo José Enrique cuenta a Antena 3 Deportes cómo esas primeras bajadas se hacían "con monos de tela y ropa convencional, no había ropa de neopreno en aquella época, bajábamos más de dos toneladas de material por escaleras metálicas".

El alumbrado "era como el que usaban los mineros tradicionalmente, que era la luz de carburo, la luz de acetileno", afirma el espeleólogo. Se comunicaban con un teléfono "que iba con pilas de petaca".

Adelantaban 200 metros cada año

Sin miedos y con decisión descendieron más de un kilómetro. Cada año, hasta 1978, adelantaban unos 200 metros y todos los años tenían que volver a empezar porque el material utilizado no era de acero inoxidable "no se podía dejar nada dentro porque al año siguiente el material no se podía volver a usar, estaba oxidado. Teníamos que empezar de nuevo, instalar para luego desinstalar", nos dice José Enrique

Recuerda cómo en las primeras expediciones comían todo enlatado, la temperatura era muy baja y un riachuelo cruzaba la gran caverna. Por eso, la expedición se hacía en la época más seca del año, principalmente en septiembre: "Si no había lluvia, no había inundación dentro y era más seguro", explica el espeleólogo.

"Llegamos y no podíamos avanzar más, había un lago de agua"

Veinticinco kilómetros de galerías en horizontal, todo un espectáculo de la naturaleza. Recuerda emocionado cómo fue el final: "Llegamos y no podíamos avanzar más, había un lago de agua, fue como una decepción, pero los de arriba nos dijeron: estáis a 1074 metros y fue una explosión de júbilo, fue muy emocionante".