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EL SANT ANDREU AYUDA A 90 PERSONAS

El fútbol, vía de escape para un grupo de refugiados en Barcelona: "No hay color, todos somos humanos"

Cuando se cambian para jugar al fútbol, olvidan el acoso racista que alguna vez han sufrido. Son refugiados y viven en Barcelona, y el deporte se convierte en su mejor válvula de escape: "Para Dios no hay color".

El Sant Andreu ha puesto sus medios, esto es, un campo de fútbol y material, para tratar que un grupo de refugiados consiga integrarse. Muchos de ellos huyeron de la guerra en su país o del hambre.

"No hay color, todos somos humanos", cuenta Alain, que piensa aprender más idiomas. Él, como otros de muchas nacionalidades, comparten vestuario.

Hasta 90 refugiados por fin pueden pisar suelo español tras un éxodo agotador. Al menos, el fútbol les arranca una sonrisa.

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