Tiene un Mundial pero podía tener dos. Lo sacrificó por ser mamá y ha querido que lo sepa todo el mundo. El parto fue grabado. Un parto de campeona.

La espera se hizo larga, como casi todas, a golpe de contracción. Sin embargo, Sydney se había preparado para ello aunque es duro dice: "Se pasa mal".

A su lado estaba en todo momento su marido, el también futbolista Dom Dwyer. Despiértame a la siguientes contracciones le decía Dwyer. El tiempo pasaba. "Es terrible", decía Sydney.

Que sea rápido debían de pensar. Sydney incluso tuvo un último antojo: "Puedes traernos una buena botella de vino para celebrarlo después".

Poco antes del enfrentamiento de cuartos de final del mundial femenino comenzaron los preparativos del parto, y ya no hubo más palabras...porque la emoción era más fuerte. Los papás, que ya tienen un hijo, presentaron al mundo a la pequeña Roux.

Anunciaron que llegó dando patadas, como sus padres, estrellas del fútbol. La última sugerencia de Sidney a su marido fue que se tatuara las huellas de su niña.

Mucha gente criticó que Sydney entrenara estando embarazada de 6 meses. Sin embargo, ella quería seguir sintiéndose futbolista y además estaba supervisada por un médico.

Hasta Instagram ha considerado el vídeo de su parto ofensivo o molesto. Le criticaban porque entrenar en un estado tan avanzado del embarazo puede afectar al desarrollo del bebé. Ella contesta: "El 99% de los que me critican son hombres"

Sydney asegura que siempre estuvo controlada por un médico. Un día cuando llegó a entrenar se sintió mal y enseguida dejó de hacer ejercicio físico.

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