Sergio Ramos celebra su gol contra el Atlético de Madrid

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LALIGA JORNADA 23 | ATLÉTICO 1-3 REAL MADRID

El Real Madrid derrota al Atlético en el derbi del Metropolitano y deja claro que quiere esta Liga

Quién iba a pensar a principios de enero que el Real Madrid llegaría a febrero con claras opciones de luchar por LaLiga. Los blancos han cambiado el pesimismo por la esperanza y por la confianza. La demostración, su victoria ante el Atlético por 1-3. Casemiro, Ramos y Bale fueron los goleadores en un derbi no exento de polémica.

Así es un derbi. Así debe ser un derbi. Intensidad, polémica y goles. Más goles incluso que juego. En la carrera por ser el rival del Barcelona, Atlético y Real Madrid se midieron en duelo de igual a igual y, afortunadamente para el espectador, se quitaron los miedos y dejaron el respeto mutuo en el vestuario. Uno a tres y victoria para un equipo, el de Solari, que ya duerme como segundo en LaLiga tras superar en la tabla a su contrincante de esta tarde.

Mientras Courtois recibía los esperados pitos y recordatorios de la grada, a la par que veía ratas de peluche en sus alrededores, Atlético y Real Madrid se dejaban lo que hay que dejarse en un derbi en cada acción. Los rojiblancos, acostumbrados a ese fútbol, tenían mayor 'control' dentro de la locura de cada acción, los de Solari fueron los que marcaron primero. Fue Casemiro, en un saque de esquina, quien adelantó a los blancos.

El brasileño, completamente solo. Solo porque hasta tres jugadores se lanzaron a por Sergio Ramos cuando el camero se elevó en el aire del Metropolitano. Nadie se quedó con el 14, que puso de tijera el cuero en las mallas de Oblak. Precisamente el andaluz hizo el segundo para que el Real Madrid llegara en ventaja al descanso. Fue de penalti, penalti que no fue por otra parte. La acción de Vinicius con Giménez fue fuera del área. El VAR, para nada. El árbitro ni fue a mirar la jugada.

Como tampoco fue a mirar la que supuso el 1-1 momentáneo y que tampoco debió haber subido al marcador. No por un posible fuera de juego de Griezmann, que fue quien finalmente batió a Courtois, sino porque la jugada nació de una evidente falta de un Correa que casi saca a Vinicius del estadio. Sí, más que los jugadores, el equipo arbitral fue el protagonista del primer acto.

Con todo, dentro de la igualdad, el Real Madrid terminó mejor. Terminó más cómodo. Con la inercia positiva que dan los resultados recientes y con la confianza que desprende su juego a la hora de obtener victorias. El Atlético, eso sí, no acostumbra a dar su brazo a torcer y no se puede negar que lucharon. No solo por la ingente cantidad de amarillas vistas, algo previsible en un partido de estas circunstancias, sino porque estaban llevando el peligro al área de Courtois.

Morata marcó. Y lo celebró. Eso sí, para nada, pues el trencilla anuló la diana por un fuera de juego muy justo que, tirando una milimétrica línea, parece ser que sí era. El delantero fue protagonista de nuevo, con un posible penalti por una entrada de Casemiro. Pitaron mano, que pudo ser, pero si fue así la acción fue por la intromisión del brasileño del Real Madrid.

De los posibles 2-2 se llegó al 1-3. Gareth Bale fue su autor, con un remate cruzado bien colocado al palo opuesto del arco de Jan Oblak. Su celebración no pasó desapercibida, pues hizo lo que pareció ser un corte de manga algo extraño, quizá al estilo galés. Siempre particular el británico, sin hacer ruido en muchas ocasiones dentro del campo pero marcando, como en esta ocasión, para cerrar un partido que se pudo complicar en los minutos finales.

Aunque eso sí, Thomas, con una entrada salvaje a Toni Kroos, se encargó de que todo fuera más en calma para los de Solari. Amarilla, segunda, y roja. Clara. Partido acabado entre eso y el 1-3, y tres puntos más para un Real Madrid que, a falta de lo que suceda entre Athletic y Barcelona, acaba a cinco puntos del líder con un Clásico por jugarse. Cambio de candidato en la lucha por el título.

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