Real Madrid

Por qué el PSG y Qatar no pueden comprar aún la gloria en Europa

Cosas que Qatar y el PSG no pueden comprar: una explicación a la inexplicable remontada del Madrid en 17 minutos. Los de Pochettino se vieron arrollados por la mística del Bernabéu en una segunda parte indigna.

Messi, en el partido del Bernabéu

Messi, en el partido del BernabéuEfe

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El Paris Saint-Germain fichó este verano a Messi, Ramos, Donnarumma, Wijnaldum, Achraf y Nuno,gasta 629 millones de euros en salarios, utiliza la liga francesa como 'sparring' y lleva años empecinado en un único objetivo: ganar su primera Champions League. Sin embargo, estamos en marzo y su temporada ha terminado con estrépito en Madrid, ante un Bernabéu enardecido y en una eliminatoria que no era tal, sino una cruzada: el club-Estado contra el equipo de los socios, la UEFA contra la Superliga, los petrodólares de Qatar contra la Historia.

El problema es que no hay atajos hacia la grandeza. El delirante proyecto del emir Tamin ben Hamad Al Zani, sobrado de megalomanía y falto de paciencia, se desinfló en apenas 17 minutos de locura blanca. Para el PSG todo se desmoronó como un castillo de naipes tras 151 minutos en los que el Madrid había evitado caer goleado, siempre en el alambre tanto en el partido de ida como en la primera parte de Chamartín, sostenido por Courtois y Militao ante un Mbappé que parecía zafarse de cadetes.

El equipo de Pochettino mostró todas sus debilidades tras el primer gol de Benzema en el minuto 61. La principal, que sepamos: acumular estrellas mundiales sin equilibrio alguno garantiza un equipo de videojuego, pero no un bloque compacto. Florentino Pérez ya lo aprendió con los 'Galácticos' y Al-Khelaifi empieza a vislumbrarlo. Por ahora, el jeque se ha quedado sin Champions, sin Mbappé, sin 200 millones de euros y, tras ser grabado montando el pollo en los vestuarios del Bernabéu, sin dignidad.

Donnarumma se equivocó ante Benzema y en ese momento, aunque todavía no lo supieran, perdieron la eliminatoria. Tal vez fue esa la diferencia: Karim persiguiendo un balón como un descosido, forzando el error del meta italiano, mientras Messi, Neymar o Mbappé apenas presionaban la salida de balón de Modric. Un problema de fondo irresoluble desde el banquillo: una inexplicable actitud que nada pudo hacer ante la magia y la épica de 90 minuti en el Bernabéu. Ya sabemos por qué Mbappé quiere renunciar a su jaula de oro para recalar en un Madrid que no es, ni de lejos, el más talentoso de su historia reciente.

Hay cosas que los millones del desierto no pueden comprar, sea un dinosaurio o 13 Copas de Europa. Y sucesos inexplicables que, sin embargo, tienen todo el sentido del mundo. Lo del miércoles recordó al combate de Kinsasa entre Muhammad Ali y George Foreman: los franceses pegaron todo el rato, tenían a los blancos contra las cuerdas, ya casi estaban en la lona... hasta que el súcubo auxilió al rey. El PSG se vio arrollado por la mística blanca, hundiéndose en una segunda parte deshonrosa; un equipo grogui, menguado por el miedo escénico. ¡Madrid, bumaye!

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