Joaquín Caparrós está viviendo una experiencia que va más allá del fútbol como seleccionador nacional de Armenia. El técnico español ha visto cómo resurgía el viejo conflicto entre Armenia y Azerbaiyán. Caparrós tuvo que mimetizarse con la realidad del país. Así lo transmite a sus jugadores en el primer entrenamiento: "Hay que intentar ponernos en la situación de ellos porque estaban muy, muy afectados. Se te saltan las lágrimas", ha apuntado Caparrós a Antena 3 Deportes.
Otros que saben mucho de situaciones amargas y límite en tiempos de guerra son los corresponsales en el frente de batalla. Hablar de un partido, de un crack o de un equipo ha sido, en más de una ocasión, su mejor salvoconducto.
Y es que si alguien sabe el poder que tiene el fútbol son los corresponsales de guerra en primera línea. A Carlos Hernández, periodista y escritor que ha vivido decenas de batallas le ha sacado de más de un apuro: "Muchas veces el nombre de un jugador de fútbol o de un equipo te puede incluso salvar la vida; en Yugoslavia, durante los bombardeos de la OTAN, la palabra clave era 'Mijatovic'. Eso casi siempre te acababa abriendo las puertas".
Para Olga Rodríguez, también periodista y escritora, la palabra clave era... Messi: "Lo he nombrado en varias guerras y funciona muy bien", bromea. Y Olga recuerda partidos de fútbol en campos de refugiados en Kabul entre facciones enfrentadas o tras un bombardeo en un mercado en Irak.
La tregua de Navidad en 1914
La pelota rueda en todas las guerras y rebaja tensiones: "Junto a un tanque habían hecho una portería con los restos". El fútbol incluso paró la Primera Guerra Mundial en la Navidad de 1914 entre soldados británicos y alemanes.
Pasan de cavar trincheras a jugar al fútbol... puede parecer frívolo, pero resulta hasta necesario. Fue una tregua, un momento para un partido... pero fue único.