Manos ágiles propias de un aprendiz de pianista, contrastes de luz y umbría que nos recuerdan al cine mudo, sobre todo por su lenguaje universal. No es solo un juego de niños con la pared, son pequeñas historias de las que nació el séptimo arte.
"Así se contaban historias y se seguirán contando, sea en 3D o con un flexo y dos manos", explica Ángel Gonzalvo, coordinador de la iniciativa 'Un día de cine'.
Son luces y sombras efímeras pero didácticas para generaciones nacidas en un mundo audiovisual. "Me ha llamado la atención la flexibilidad de los dedos, la finura de los movimientos, la verdad es que es divertido y muy curioso", cuenta una j