El Pazo de Raxoi ha servido este miércoles una vez más como escenario para el espectáculo de los Fuegos del Apóstol, que ha sido potente, dado que el año que viene regresará a su ubicación original al haberse terminado ya las obras en la fachada del Obradoiro de la catedral compostelana.
Más de 7.000 personas, según fuentes oficiales, que se han concentrado en el corazón del casco histórico de la capital gallega desde las horas previas a este evento, han podido disfrutar de un espectáculo pirotécnico y audiovisual con el que Compostela da la bienvenida a la fiesta de su patrón, Santiago Apóstol, en la víspera del Día Nacional de Galicia.
Hasta 6.000 efectos de disparo provenientes de más de 360 kilos de material pirotécnico ha necesitado una producción que ha arrancado pasadas las 23.30 horas de la noche y que, al proyectar en la fachada de Raxoi una cuenta atrás de quince segundos ha despertado la expectación y el nerviosismo entre los presentes.
Cientos de móviles, con sus pantallas brillando hacia el suelo se han alzado para tratar de inmortalizar el pistoletazo inicial de unos fuegos que han comenzado tranquilos, con unas pequeñas líneas delimitando la fachada del pazo mientras una luz verde atravesaba la fachada de un lado a otro.
De fondo, una música con tintes épicos ha marcado un ritmo in crescendo que ha culminado cuando en el tejado del edificio han comenzado a arder varias bengalas iluminando de colores el cielo de una templada noche en la capital de Galicia.
Entre el humo han podido divisarse varios dibujos en la fachada de Raxoi, un homenaje de los organizadores a los petroglifos legados por los primeros pobladores de Galicia y que han dejado paso a una rápida proyección de edificios de todo el casco histórico compostelano y de lugares icónicos de las varias rutas jacobeas.
Con la llegada del Camino de Santiago a la catedral compostelana, de nuevo una potente traca de pirotecnia ha roto con la calma y ha impactado a los presentes que, todavía con el olor a pólvora presente, han podido disfrutar de la breve actuación del grupo de música tradicional gallega Cantigas y Agarimos.
Los miembros de la formación se han instalado en los balcones de la casa consistorial compostelana y también una de las sedes del Gobierno gallego, donde han interpretado un par de piezas, primero instrumentales y luego con el acompañamiento de un coro en el que, además de las melodías clásicas, se ha colado algún que otro típico "aturuxo".
Una lluvia de confeti proyectada sobre el improvisado escenario ha cerrado este pasaje y ha dado paso a otra traca potente que ha servido como preludio de uno de los ejes de este espectáculo: el homenaje a las mujeres gallegas que prometía la organización.
Además de Rosalía de Castro, santo y seña de la literatura gallega, han podido verse los retratos de otras figuras clave en la historia de Galicia y rostros más desconocidos como Ángeles Mariño o las queridas Marías de Compostela.
No obstante, este tramo también ha dejado el momento anecdótico y casi polémico de la noche, ya que entre las mujeres destacadas ha aparecido la efigie de Milagros Otero, hasta ayer Valedora do Pobo, quien presentó su renuncia al verse sentenciada como culpable de un caso de abuso de poder al frente de la institución por beneficiar en el acceso a una plaza pública a una familiar de altos cargos del PP en Galicia.
Pasado este instante, una colorida ráfaga de imágenes caleidoscópicas ha conducido al desenlace de los fuegos de este año: una atronadora concatenación de pirotécnica que ha iluminado el cielo para celebrar el día grande de Compostela y de Galicia.
