Lorenzo Silva

Publicidad

TRAS PUBLICAR SU NOVELA

Lorenzo Silva entrevista a uno de sus personajes estrella, Rubén Bevilacqua

Tras lanzar su nueva novela ‘Donde los escorpiones’, Lorenzo Silva entrevista a uno de los protagonistas de su libro, Rubén Bevilacqua. El suboficial de la UCO de la Guardia Civil reconoce que lo que más le ha sorprendido "es el contacto con Afganistán, un país donde todo es terrible y a la vez de una extraña belleza".

1. Con el debido respeto, subteniente, pero ¿qué diablos se le perdió esta vez en Afganistán?

Muy sencillo, lo de siempre: un muerto bajo la competencia policial del Cuerpo, unas órdenes, y haber aceptado estar donde uno no puede discutirlas. Luego siempre viene algo de curiosidad personal, el afán de saber lo que permanece oculto.

2. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido de este caso?

A estas alturas, a uno le sorprenden pocas cosas. Conozco bien el odio, el interés y el miedo, que son los que llevan, a veces uno, a veces otro, a veces todos al mismo tiempo, a que alguien mate a alguien. Lo que me ha descolocado es el contacto con Afganistán, un país donde todo es terrible y a la vez de una extraña belleza.

3. Esta incursión en zona de conflicto, ¿le ha deparado algo de provecho? ¿Alguna enseñanza o reflexión que quiera compartir?

Todo aprovecha, salvo que uno vaya con los ojos y los oídos cerrados, que es un lujo que yo no me puedo permitir. La principal enseñanza diría que es que sólo podemos apreciar cabalmente nuestra suerte cuando conocemos otras que son mucho peores, y que a la hora de juzgar el comportamiento ajeno conviene tener esto siempre en cuenta.

4. ¿Cree que ha cambiado su opinión sobre el sexo débil después de comprobar su protagonismo militar?

Llevo casi veinte años al lado de una mujer más fuerte que usted y que yo. Eso del sexo débil lo dejé de usar al poco de conocerla. Encontrarme a un montón de mujeres en una base militar en zona de conflicto, y apreciar hasta qué punto dan el callo, no ha hecho sino ratificarme en algo que pienso desde hace años: la mayor revolución del país en el que vivimos ha sido dejar de impedir que la mujer tuviera un lugar fuera de casa. Se han comido literalmente esa oportunidad, que apenas tuvieron sus madres y sus abuelas.

5. ¿Diría que ha cambiado la imagen de la Benemérita en los últimos años? ¿Por qué?

Yo estoy dentro, no soy el más indicado para responder a esa pregunta. Un servidor público se debe someter al juicio de sus conciudadanos. Que lo digan ellos.

6. ¿Y usted? Con más de 30 años en el Cuerpo, ¿en qué ha cambiado?

Estoy a punto, pero no llevo treinta años todavía. Mis veintimuchos me han ayudado a creerme menos listo y a tener más a raya mis debilidades. Y agradezco ambas cosas.

7. No lo teme a mal, pero es una pregunta obligada. ¿Qué tipo relación tiene con la sargento primero Virginia Chamorro? ¿Qué siente por ella?

Es mi compañera, mi amiga, la persona en quien más confío y una de las que más quiero. Francamente, ¿hace falta algo más?

8. Usted es un gran lector, ¿lee acaso novelas negras? ¿Qué opina del género? ¿Se ve como protagonista de una de ellas?

Debo reconocer que no disfruto demasiado leyendo novelas negras actuales. Las que van por el lado truculento me aburren, las que tratan de transmitir fascinación por el criminal o el investigador me irritan (somos todos vulgares, los cazadores y no digamos aquellos a quienes cazamos; lo que importa, al menos a mí, es siempre la víctima) y en las demás fatalmente encuentro fallos de documentación que me distancian. Por suerte, siempre está ahí Raymond Chandler.

Como no viví en la California de los años 30 a 50 del pasado siglo, siempre puedo creérmelo. Y además es un verdadero poeta. En cuanto al género, opino lo que Chandler, ya que le menciono: depende de quién escriba y qué tiene dentro para escribir. En cuanto a su última pregunta me temo que debo responderla con un no rotundo. A nadie le interesan los funcionarios, y menos, en un país de tradición tan antimilitarista, los que hemos aceptado tener la condición de militar.

Publicidad