Un limón es solo un limón, pero un matemático diría que se trata de un "zitrus" cuya forma puede definirse mediante una fórmula matemática: "cuadrado de x más cuadrado de z igual a y multiplicado por uno menos y, todo ello elevado al cubo". Es decir, un objeto en forma de limón que ni huele ni sabe a limón.
A eso lo llaman "poesía de las matemáticas". Estos días en Madrid se inaugura una exposición que traduce a números la vida cotidiana. De una fórmula de álgebra compleja nacen bellezas como una figura en forma de croissant a la que los matemáticos han bautizado como: croissant. O una especie de manzana llamada Dullos que explica por qué el árbitro no se sitúa en el centro del estadio cuando el público celebra un gol.
Sebastià Xambó, comisario de la exposición 'Imaginary, una mirada matemática' explica que el Dullos es la forma que adquiere una onda sonora dentro de un campo de fútbol, una onda sonora que converge en un único punto en el centro mismo de la figura donde se acumula toda la fuerza del sonido, y que si un árbitro se situara en ese punto, posiblemente no soportaría el ruido.
Y por si la naturaleza no hubiera creado suficientes formas geométricas, los visitantes de esta exposición podrán jugar a inventar nuevas figuras con sus manos, pero no modelándolas, sino modificando sobre una pantalla gigante los parámetros que la definen.
Cuando concluya la visita, los alumnos volverán desde 'Cosmocaixa' hasta su instituto siguiendo un recorrido que, cómo no, también puede traducirse en una ecuación con tres incógnitas.