Kilos de marmolina, brezo o capullos de flores son precisos para realizar con mimo, paciencia y minuciosidad elaborados tapices en honor de la festividad del Corpus.
Se utilizan elementos vegetales típicos del campo canario, desde los verodes a las támaras, pasando por badanas o por ejemplo tártagos.
Las horas de duro trabajo en muchos casos comienzan de madrugada. Se trata de una tradición que pasa de padres a hijos, de generación en generación, transmitiendo la delicadeza que requieren estos tapices en su elaboración.
A las alfombras, como a todos, también les afecta la crisis. En esta ocasión se encuentran muchas menos elaboradas en exclusiva con flores, son las más tradicionales.
Además, este año se han elaborado apenas unas cincuenta, treinta menos en comparación con el año pasado, la mayoría de marmolina para reducir costes.
Sin embargo, a pesar de los recortes, afortunadamente, el fervor y el arte se mantienen en esta tradición.