Camino de Santiago

De O Cebreiro, la entrada en Galicia del Camino Francés, a Sarria pasando por Samos

Entrar en O Cebreiro, a 1.300 metros de altitud, en un día de sol es el primer regalo que nos puede hacer el Camino a su llegada a Galicia. Descubre todos los detalles de esta ruta.

Publicidad

No importa en qué momento del año visitemos esta pequeña aldea, junto a la piedra de sus callejuelas, las pallozas que aún se conservan y el imponente santuario que preside el entorno, los peregrinos son un elemento más del paisaje. No hay día que no llegue alguno, y en Año Xacobeo su presencia es la muestra de que estamos en una época especial para el Camino de Santiago.

Entrar en O Cebreiro en un día de sol es el primer regalo que nos puede hacer el Camino a su llegada a Galicia. "Ver todo esto nevado también tiene mucho encanto", nos dicen en el primer mesón que encontramos. Así es. Un paisaje blanco casi de cuento, sin duda. Pero la luz de un día despejado permite apreciar a la perfección cada recoveco, 'recuncho' para los gallegos, de esta pequeña aldea situada a 1.300 metros de altitud y rodeada por las sierras de Os Ancares y O Courel.

Las pallozas son uno de sus sellos de identidad. Son edificaciones características de la cultura prerromana que aún se conservan y hacen las delicias de los que llegan hasta aquí, aunque algunos necesiten un respiro antes de apreciarlas.

"Cuando descansemos un momento pensaremos, no ha sido para tanto, pero sí, sí lo ha sido". Son las palabras de Roberto con la respiración entrecortada, y es que la última subida se hace dura. Él camina con su hija Miriam, la acompaña en un camino que es casi imposible explicar sin emocionarse. “A una amiga la han operado de un tumor en la cabeza y ha salido todo bien, así que por ella". Es su manera de agradecerlo.

Agradecidos están también Jaume, Albert y David, el suyo es un camino solidario. Este grupo de amigos viene de Cataluña y llevan una hucha en la mochila para recaudar fondos para la asociación Payasos de Hospital. Llevan años haciéndolo y superan los 10.000 euros. Cada paso, cada euro, cuenta.

Llenas de historias están las paredes del Santuario de O Cebreiro, la leyenda cuenta que en los días más duros del invierno, cuando la niebla hacía casi imposible guiarse por estos caminos, los monjes hacían sonar las campanas para guiar a los peregrinos. Y es que en el Camino hay siempre una mano amiga.

Desde O Cebreiro hasta Sarria hay dos etapas, al menos sobre el papel, porque lo que no falta son lugares en los que hacer un parada y, si podemos, alargar un poco nuestra ruta.

Una de las que no puede faltar es el Monasterio de Samos. Está considerado el monasterio habitado más antiguo de Europa y fue uno de los más importantes en la vida religiosa y social de la edad media. Hoy en día sus jardines y la paz de su entorno son el lugar perfecto para cargar las pilas y continuar… ¡Buen Camino!

Publicidad