Hormigas
La hormiga roja de fuego amenaza con llegar a España: "Es una de las especies más problemáticas del mundo"
Un estudio liderado por científicos españoles ha detectado la presencia de esta especie invasora en Sicilia. Entre los riesgos de su expansión se encuentra un deterioro ambiental y el peligro para la salud humana, pues su dolorosa e irritante picadura puede llegar a provocar un shock anafiláctico.
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La hormiga roja de fuego ya ha pisado suelo europeo. Se han detectado 88 nidos de esta especie invasora en la ciudad italiana de Siracusa (Sicilia). Un equipo formado por investigadores del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universitat Pompeu Fabra fueron los que identificaron la presencia de esta temida hormiga en unas cinco hectáreas de la localidad siciliana. Y ahora, su presencia amenaza a España. Roger Vila es el investigador que ha liderado el estudio. Cuenta que "con el cambio climático, podría llegar potencialmente a expandirse a zonas del centro de Europa y más al norte que actualmente no son adecuadas".
Podría asentarse en un 7% del territorio europeo
La 'solenopsis invicta', más conocida como hormiga roja de fuego, es una especie invasora que amenaza con expandirse por Europa. Los científicos estiman que esta hormiga podría asentarse en el 7% del continente, ubicándose sobre todo en las áreas urbanas. Ahora, el estilo de vida de los habitantes de ciudades como París, Madrid o Roma, entre otras, podría estar afectado por la agresividad de este insecto y su picadura.
"La hormiga roja de fuego es una de las especies exóticas más invasivas y más problemáticas del mundo", explica el científico.
El impacto que puede provocar la expansión de esta hormiga afecta principalmente a la agricultura, los ecosistemas y la salud humana. El origen de este insecto se encuentra en Sudamérica, pero no tardó en detectarse rápidamente su presencia en otras áreas del mundo.
"Hemos detectado la presencia de esta especie en Siracusa por la ayuda de los ciudadanos locales que estaban sufriendo picaduras desde hace un tiempo", cuenta Vila. "Mandaron fotos, y estas fotos cuando llegaron a nosotros y las vimos, nos dimos cuenta de que podía ser esta especie entonces organizamos una expedición al sitio", continúa.
"Recolectamos muestras que hemos estudiado y a través de la secuenciación de su ADN hemos demostrado que es esta especie".
Nueva Zelanda ha sido el único país que ha conseguido erradicarla. Por el contrario, en buena parte de Estados Unidos, México, China, Australia y Taiwán, la hormiga roja de fuego se ha instalado en muy poco tiempo.
Concretamente, en menos de 100 años se ha convertido en una especie invasora cuya presencia ha generado la pérdida de casi 6.000 millones de euros al año solo en el país norteamericano. También los australianos invierten altas cantidades monetarias para su erradicación, pero no consiguen acabar con su colonización por completo.
El trabajo de los investigadores, publicado en la revista 'Current Biology', detalla que la hormiga roja de fuego ya se encontraba de forma ocasional en productos de importación en España, Países Bajos y Finlandia, incluso antes de identificarse su presencia en Sicilia.
Se desconoce cómo pudo entrar este insecto en la isla italiana. Los científicos apuntan a que deben haber aterrizado en Europa en un área de paso con bastante actividad humana, como el puerto comercial de Siracusa.
Picadura dolorosa e irritante
Es la primera vez que se confirma su presencia en Europa y los riesgos que provoca son, cuanto menos, alarmantes. La picadura de la hormiga roja de fuego es tan dolorosa que incluso puede provocar un shock anafiláctico en los seres humanos. Esta es una reacción alérgica que, en caso de agravarse, puede llegar a ser mortal. Por ello, es recomendable que haya una atención médica de forma urgente en este supuesto.
La hormiga roja de fuego "también es una molestia para las personas dada su picadura, que es dolorosa y ocasionalmente puede también generar reacciones alérgicas", asegura Roger Vila.
Según advierten desde el IBE, su picadura también puede matar a varios animales que estén instalados en Europa.
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"Creo que la ciencia ciudadana puede ser de gran ayuda para intentar detectar la presencia de esta especie, su posible expansión y el descubrimiento de nuevos focos donde pudiera estar presente", concluye.
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