Dennis contempla la prótesis que ha cambiado su vida. Un grupo de científicos le ha implantado esta mano biónica que supone una revolución en el mundo de la biorobótica. A partir de ahora Dennis podrá sentir la temperatura de los objetos, distinguir texturas y regular la intensidad de la fuerza con la que sostiene un objeto.
Puede distinguir la presión que ha de ejercer para sostener un vaso de plástico o un vaso de cristal. Hasta ahora el cerebro enviaba las órdenes para ejecutar el acto de cerrar la mano. Los investigadores dan un paso más, y consiguen que sea la mano la que responda al cerebro aportando información sobre el objeto que está tocando. Así se podrán percibir todo tipo de sensaciones.
Este avance se debe a la instalación de unos sensores extremadamente sensibles en los nervios y en cada tendón. Otras compañías de biorobótica trabajan para hacer que las personas con un miembro amputado puedan volver a tener sensibilidad a través de las prótesis. Todos estos experimentos son el primer paso de un largo camino aún por recorrer.