El agua ha calado tanto en la tierra que en algunas zonas no ha soportado el peso y ha caído sobre la carretera. Esta es la que une el municipio grancanario de Firgas con el de Moya. Los operarios de mantenimiento estaban desbordados de trabajo.
Y ese agua termina aquí, en los barrancos. Es la imagen más bonita que ha dejado esta tromba de agua inesperada. Esa y esta otra, las cascadas. Reflejo de que ha llovido con intensidad y durante mucho tiempo.
Y pese a que tienen que lidiar con piedras como estas en las carreteras, circular por vías prácticamente inundadas o correr para no terminar empapados, la mayoría agradece que se limpie la isla y que se alimente el campo.
Ha habido también viviendas afectadas como este muro que cedía en el municipio grancanario de Arucas. Y aunque no lo crean debajo de ese manto marrón de agua hay un campo de fútbol. todo venía de aquí, del barranco de Azuaje, por donde no corre el agua desde hace 19 años.
