Las precipitaciones desde el comienzo del otoño y hasta ahora han sido mínimas el 10% de lo que es habitual en el Parque Nacional de Las Cañadas del Teide. Sin nieve ni lluvias la floración ha sido mínima. Aun así los tajinastes singuen impresionando con su colorido y altura. Flores en espiral llenas de néctar que permiten a las abejas darse un auténtico festín.
A su lado los esqueletos de las floraciones de años pasados. Un endemismo que florece una vez en la vida, tras hacerlo muere. Difícil ver en esta primavera y a estas alturas codesos, retamas o alhelíes. La sequía ha transformado el paisaje de junio en el Teide.