Para muchos de estos parapentistas este vuelo iniciado en Izaña será el último del año, por ello no han dudado en celebrar una gran fiesta, algo así como un salto de hermandad. A vista de pájaro el norte de Tenerife se ve así, y de esta manera se observa al resto de compañeros, el cielo se tiñe multicolor, piruetas que a más de un mortal nos dejarían mareados. 20 minutos de paz, tranquilidad y liberación de adrenalina en busca de las térmicas nos explican.
Al tomar tierra, la sensación es indescriptible...Y quien por primera vez salta desde las faldas del Teide se queda sin palabras. Al aterrizar foto de grupo, como no podía ser de otra manera en periodo navideño formando un gran árbol de navidad entre pilotos y velas.