Cuando se le perdió la pista al pequeño de Vecindario, miles de personas se echaron a la calle, para pedir la vuelta a casa de Yéremi. Cuatro años después este terrible suceso sigue estando muy presente en la sociedad canaria. Lo que también ha quedado es el temor de los padres. Un miedo que se ha extendido más allá de la localidad de Vecindario.