Así recordaban este mediodía a las 150 víctimas del accidente, 51 de ellas españolas, los controladores aéreos del centro de control de Canarias.
Los controladores son claves en la seguridad aérea. Según ellos, para que el piloto no emita una señal de emergencia ha tenido que darse a bordo una situación de extrema gravedad.
Ayudará a aclarar qué pasó el análisis que ya se hace en París de una de las cajas negras recuperada ayer aunque bastante deteriorada. Es la que registra las voces y comunicaciones de cabina. El avión pasó de 12 mil metros a 6000 en 9 minutos. No se desvió a Marsella, el aeropuerto más cercano, y cayó en una zona abrupta de los Alpes por eso los restos están esparcidos.
El ministerio de interior francés no descarta ninguna causa, pero afirma que la hipótesis del atentado no está entre las más probables. Directivos de Lufthansa, la propietaria de Germanwings, han calificado el aparato como técnicamente irreprochable. El avión siniestrado voló el pasado sábado de Gran Canaria precisamente a Düseldorf, a donde iba también ayer cuando se estrelló.
