Son los testimonios, los miedos de los principales protagonistas y afectados en toda esta historia. Son 4 de los 150 pacientes que actualmente reciben asistencia en la unidad de conductas adictivas de Hospital Insular de Gran Canaria, la única que queda en la isla. La Consejería de Sanidad ha ordenado su cierre, dejará de funcionar el 1 de enero.
No hay argumento económico en este caso, porque el único que gasto que genera esta unidad son los análisis de orina que pueden costar entre 3 o 4 euros.