Liopardo
Miley Cyrus y otros juguetes rotos
Miley Cyrus y otros juguetes rotos

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Hay que comprender que el tránsito de niño a adulto de una persona normal se suele limitar a ser el período de tiempo en el que nos damos cuenta de que jugar al fútbol con los amigos es definitivamente más aburrido que intentar ligarte a María Luisa, la chica de enormes ojos azules que empezaba a tener curvas y que nos sonreía en el pasillo del colegio. Lo de las estrellas infantiles es peor porque tienen, además, a sus padres y representante presionando por que mantengan su éxito para no perder el chollo. Os cuento esto porque acabo de visitar la cuenta de Instagram de Miley Cyrus y he encontrado esta foto en la que está ella tumbada en la cama, esta vez vestida, y rodeada de unos cojines indescriptibles de los que no venden ni en el mercadillo. Detrás de esta extraña escena aparece un señor vestido de mamarracho que me ha parecido que es Wayne Coyne, el vocalista de Flaming Lips. La escena en conjunto es aterradora.
O se les está yendo la mano con una promoción, o definitivamente se le ha ido la cabeza como ya le pasó a otros antes. Recordemos que Britney Spears, por ejemplo, saldó esa etapa pelándose la cabeza como una cebolla y pegándole paraguazos en el lomo a un fotógrafo, tras mostrar al mundo entero repetidamente que ella no usaba ropa interior; o que Macaulay Culkin, en cambio, decidió que no quería ser la eterna estrella infantil como Mickey Rooney y se pasó de frenada hasta el punto de que a los 20 años ya parecía su propio padre y a los 25 se había convertido en su tío abuelo Jack, un granjero de Minessota aficionado a beber zarzaparrilla, mascar tabaco y tener relaciones ilícitas con otras especies animales.
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