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La sutileza de la diplomacia

Desvían un avión de Ryanair tras una supuesta amenaza de bomba y detienen a un opositor bielorruso.

Ryanair

RyanairAgencia EFE

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El pasado domingo, un avión de Ryanair que realizaba el trayecto Atenas - Vilna y sobrevolaba espacio aéreo bielorruso, fue abordado por un caza de combate que lo obligó a aterrizar en Minsk por un aviso de bomba. Tras revisar los compartimentos del avión y comprobar que lo que había en el interior del bote de Nenuco era Nenuco y no nitroetano, las autoridades bielorrusas comprobaron que entre los pasajeros del avión casualmente se encontraba Roman Protasevich, uno de los disidentes más perseguidos por el régimen de Lukashenko. Una de esas serendipias que suceden a veces en la vida, como cuando los americanos fueron a Irak a imponer la libertad y se encontraron yacimientos petrolíferos.

También podría sospecharse, si uno es retorcido, que el aviso de bomba era mentira y fue todo una estratagema para detener al disidente con nombre de mediapunta, que desde hacía años vivía exiliado en Lituania. Ese es el tipo de política que me gusta, la sutil, como cuando los chinos descubrieron que estaban fallando sus políticas de control demográfico y chiquillo único y decidieron expandir un virus mortal.

Lo hicieron los alemanes cuando iban perdiendo la I Guerra Mundial por tener dos frentes abiertos y decidieron llamar a un punki ruso que estaba exiliado de su país (Lenin) le pusieron un tren de vuelta, y le dieron un sueldo Nescafé (50 millones de marcos) para que contratase una pandilla de revolucionarios profesionales, la liase gorda en Rusia y los rusos se peleasen entre ellos y los dejasen en paz. Tácticamente brillante, sutil, aunque los alemanes terminaron perdiendo la guerra porque los alemanes en las guerras mundiales son como el Atleti en las finales de Champions.

La política hay que hacerla bien y saber explicarla. Yo no bajo la dosis de carne en la cartilla de racionamiento, reduzco los niveles de colesterol malo a los norcoreanos y les diseño una dieta más ecosostenible que respete el planeta. En la política, como en la vida, hay que ser elegante.

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