@NOROCOREANO
No llamar nazis a los nazis y otras 'Modas Mal'
Norcoreano nos cuenta las 11 modas mal que no debemos seguir bajo ningún concepto.
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Sabéis que ocupo un lugar privilegiado como observador internacional, tengo unos prismáticos telescópicos que lo mismo pueden ver caer un misil a 12.000 km de distancia que la ventana del apartamento de Sofía Vergara en Manhattan. Tengo el Centro Nacional de Inteligencia a mi servicio y Pentium III con Internet Explorer 2.0. He hecho uso de estos recursos y desde hace tiempo vengo observando que hay algo en occidente que me da mala espina.
Algo que he denominado 'Modas Mal' y que podríamos definir en plan milenial como "lo contrario de las modas bien" o con una descripción más canónica como "Toda tendencia cultural que empeora nuestra especie y la empuja hacia el inevitable cataclismo de una extinción merecida".
Ejemplos de Modas Mal:
1. El reto viral de extrangularse jugando al Juego de la Muerte hasta quedarte inconsciente: moda mal.
2. Coronar al Everest en excursiones grupales del Imserso: moda mal.
3. Empezar todas las frases con ‘Unpopular opinion’ antes de repetir algo que ya ha dicho todo el mundo: moda mal.
4. Tomarte en serio Eurovisión y defraudarte con la clasificación de un tío llamado Miky que no sabías quién era hace hora y media: moda mal.
5. No llamar nazi a los nazis: moda mal.
6. Llamar nazi a cualquiera que se encuentre a la derecha de tu posición en una hipotética línea de la moral unidimensional y maniquea: moda mal
7. Inventarte un anglicismo para denominar acciones de toda la vida como tocarte los huevos en el sofá un domingo: moda mal.
8. Llamar call a una videoconferencia: moda mal.
9. Colgar un cartelito con letras cuqui en tu cafetería con el emblema: "No tenemos wifi, hablen entre ustedes": moda muy mal. Aguanta tú a mi contertulio, desgraciado.
10. Culpar a las estructuras e instituciones sociales de todos tus problemas en la vida: moda mal.
11. Pelar las frutas y venderlas envasadas en el supermercado: moda bien. Esto sí le facilita la vida al ser humano y nos ahorra tiempo que podemos dedicar a pensar fórmulas para mejorar el mundo y hacerlo más ecológico y duradero. Este sí es el camino.
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