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La Bomba H

La Bomba H

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La semana pasada estrené el regalo que me trajeron los Reyes Magos, la Bomba H. Occidente se cabreó porque la detonación se nos fue de las manos y se produjo un terremoto de 5,1 grados en la escala de Richter que percibieron los sismólogos de Japón. Eso es como si regalas unas acuarelas a un niño y luego te mosqueas porque se ha manchado la mesa, son los efectos secundarios lógicos de un regalo de Navidad. Muchos aún desconocen qué es la Bomba H, es el modelo de bomba que va entre el modelo G y el modelo I. Es una bomba de hidrógeno, 3000 veces más potente que una bomba atómica. Vamos, que tú tiras una bomba atómica en Murcia y arrasas Murcia y la Manga del Mar Menor, pero si sueltas una Bomba H en Murcia arrasas Murcia, La Manga, Cartagena y Nueva York. Lo que viene a ser la Corea del Norte de las bombas. A la comunidad internacional (que es la forma con la que se conoce a la pandilla de Estados Unidos) no le ha sentado bien nuestro ensayo y ya me ha mandado un comunicado reprochándomelo y advirtiéndome de sanciones. A mí mi madre me enseñó respeto y buenas maneras, así que les he contestado el fax con educación: “¿Qué vais a hacer? ¿Castigarme sin postre?”. El caso es que por una tontería volvemos a estar de bronca con nuestros vecinos del mundo. Al final es todo un problema de soberanía y de injerencia extranjera, ¿si yo no les digo a ellos como vestir o cómo peinarse por qué tienen que decirme ellos a mí que cumpla los Derechos Humanos o que no detone una bomba de hidrógeno? ¿Por qué no aprendemos de una vez a convivir en paz y a respetar los gustos atómicos de cada persona? ¿Por qué dan por hecho que la Bomba H es para utilizarla contra ellos y no para que los disidentes jueguen al basket? Esperemos que llegue por fin una nueva ola de políticos sensatos que respeten a sus colegas de profesión.

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