AC/DC: Apropiación Cultural / Definición Conceptual

Los esclavos negros de Nueva Orleans, procedentes de África y el Caribe, solían tocar canciones rítmicas basadas en la percusión. Los blancos los ‘cristianizaron’ enseñándoles a cantar salmos religiosos, de esa fusión y de la tristeza de la vida esclava nació el blues. El blues también interesó a los blancos, se puede decir que se apropiaron culturalmente de él y le aportaron sus influencias de la tradición musical europea, la música clásica. De esa combinación surgió el jazz.

Los Beatles admiraban e imitaban a Chuck Berry y se trajeron un sitar cuando volvieron de su viaje espiritual de la India. Sin esas apropiaciones culturales no habríamos conocido la música popular como hoy la conocemos. Camarón, gitano y flamenco, traicionó a los suyos incluyendo elementos del jazz y un bajo eléctrico en “La Leyenda del Tiempo“, puede que el mejor álbum del género.

El lobby de los ofendiditos ha encontrado en la ‘apropiación cultural’ su nueva cruzada. Acusan a Rosalía de haberse apropiado de elementos de la cultura gitana y flamenca. Y no es mentira, como lo es en todos los casos anteriores. Coge elementos de una cultura que desconoce, los destroza, los pisotea y crea con ellos algo distinto. Como se ha hecho siempre.

Los ofendiditos, que descubrieron la ‘apropiación cultural’ ayer en algún blog milenial, quieren abrirnos los ojos y enseñarnos las bondades de censurar las manifestaciones artísticas. Hay que conservar el flamenco y la cultura gitana tal cual se las entregó Dios a Moisés en el Monte Sinaí en aquellas tablas que definían las estructuras de los fandangos y las seguiriyas y explicaban cómo combinar los pendientes gigantes con el chándal.

Tiene pinta de que a los mismos que se les ocurre censurar a una adolescente del extrarradio barcelonés no se les ocurre escuchar grabaciones de La Paquera de Jerez o Antonio Mairena. Ojalá haber vivido en los setenta para disfrutar del lobby ofendidito en un concierto de Bowie gritando: “David, quítate las mallas y ponte camisa y chinos, que con esa ropa no ibas a misa de pequeño. ¡Farsante!“