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INESPERADO

Oculta durante 10 años que había ganado la lotería para que su hermana no done el dinero a la Iglesia

El varón de 67 años tenía miedo de que su hermana quisiera donar el dinero a la Iglesia.

Dólar [archivo]

Dólar [archivo]Pixabay

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Raro es el caso en el que una persona que haya ganado un premio en la lotería no quiera hacer alarde de ello; pero más raro aún es seguir con tu vida normal y ocultarlo durante una década.

Este es el caso de un ciudadano estadounidense que, manteniendo su anonimato, escribió una carta a Quentin Fottrell, periodista y editor financiero para MarketWatch, contando su historia: "Hace diez años, gané más de 55 millones de dólares en la lotería de California. Nunca se lo dije ni a mis padres ni a mi hermana (...) ¿Hice mal en no contárselo a nadie".

En la carta afirma que, pese a la cuantiosa suma de dinero, compró un coche y una casa pero mantuvo un perfil de vida bajo. Para no levantar sospechas, mintió a sus familiares y amigos diciendo que la casa era de alquiler.

La razón por la que nunca lo confesó era por el temor hacia las posibles decisiones de su hermana: "Sé que mis padres no me habrían pedido nada, pero mi hermana me habría pedido que donara la mitad a la Iglesia". Dice no haber donado un centavo a ninguna organización y que, además, no cree tampoco en poder prestar dinero a allegados. "Si lo hubiera hecho, estaría arruinado", escribe.

A sus 67 años, el afortunado anónimo lleva una vida tranquila, sin muchos gastos. No tiene hijos y sus padres han fallecido. Además, con su hermana no mantiene ningún contacto desde hace 10 años, casualmente: "no me gustan ni ella ni su marido, e hizo cosas horribles a mis padres". Aún así, se sigue preguntando si fue un mal acto por su parte el no contárselo a nadie.

Como respuesta a su carta El columnista Quentin Fottrel ha alabado su capacidad para gestionar la situación pues, como bien dice, "no es fácil ganar la lotería, y probablemente sea igual de difícil mantener una existencia equilibrada y pacífica. (...) Sin duda te has dado cuenta de que el dinero no cambia quién eres". También le sugirió reflexionar sobre la posibilidad de ceder en su testamento parte de esos beneficios a la beneficencia.

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