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Van dos gitanos y estigmatizan al del medio

Gerado Tecé reflexiona sobre la polémica de Rober Bodegas, los límites del humor, el racismo y los colectivos estigmatizados.

-El humorista gallego Rober Bodegas

El humorista gallego Rober BodegasAgencia EFE

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La que se ha montado con lo de Rober Bodegas. Mae mía, mae mía… Como Líopardo es una web de humor en la que creemos en esa frase tan manida de que el humor es una cosa muy seria, hoy vamos a ponernos eso, un poco serios. Conocerán el quilombo. Rober Bodegas, el gallego conocido ahora por su éxito en Pantomima Full, se subió al escenario sin haber roto un plato en su vida, con su aspecto de humor blanco y, de repente, le dedicó un fragmento de monólogo muy bestia a los gitanos. A los gitanos (y mucha otra gente) no les hizo mucha gracia, digamos. Tan poca gracia que, al parecer, según Bodegas denuncia en un comunicado, ha sufrido amenazas de muerte. Toma ya. Motivo que le ha llevado a pedir la retirada del vídeo y a pedir disculpas. Se ve que lo de querer seguir viviendo le hace a uno reflexionar bastante.

Lo primero es lo primero. A quienes amenazan de muerte a Bodegas o a cualquier persona cuya herramienta de trabajo es la palabra, que os den. Que os den pero mucho. Muy fuerte. Si no te gusta, no veas a ese tío, no veas el vídeo, cambia de canal, vete a chupar barandillas. Si te ha indignado (te entiendo), critícalo con toda la fuerza que quieras, estás en tu derecho. El humor no es intocable, está ahí para generar sensaciones, buenas o malas. Pero ¿amenazar de muerte? ¿Tú eres gilipollas o qué te pasa? Es una pregunta retórica: claro que eres gilipollas, seas gitano, payo o hincha del Logroñés. Gilipollas con todos los papeles. Pero para mi gusto los hay peores que los que amenazan. Esos al final no son más que zumbados exaltados, pero ¿y esos que, con toda la tranquilidad del mundo, aprovechan una de estas para exigir ponerle límites al humor? ¡Uy, uy, uy! Con estos no puedo. Mira, ¿sabéis lo que os digo? Que os podéis ir a pastar los de los puñeteros límites del humor, por pesados. Como suena.

Dicho esto, el monólogo de Rober Bodegas me pareció horrible. Me duele decirlo porque el tipo me cae muy bien, lo sigo desde hace tiempo y lo seguiré haciendo. Me pareció horrible porque no me pareció humor, porque era un recopilatorio de tópicos racistas de los años cincuenta disfrazado de humor. Porque Bodegas es mejor que eso. Porque va de arriba abajo, sin gracia. Porque todos esos chistes ya se hicieron en la época en la que se perseguía a los gitanos por serlo. "Llega la guardia civil y se encuentra a dos gitanos...". El humor de las dictaduras son los chistes que van de arriba a abajo: maricones, cojos, gangosos, gitanos, mujeres en la cocina... ¿Eso significa que en libertad no se pueda hacer humor de arriba abajo? Claro que se puede, pero que tenga gracia, que no sea un refrito que hoy día sólo es racismo. Y, sobre todo, me pareció mal que Bodegas hiciera una trampa para mí imperdonable. Intentó vestir de transgresión lo que no lo era.

No. No es transgresión si el 80% de la población te va a reír la gracia porque el racismo antigitano –al contrario que pasa con otras razas y colectivos- está totalmente naturalizado y extendido. No es transgresión porque para que lo sea, hay que molestar a una inmensa mayoría o tocar un tema tabú (este no es tabú, está ya gastado de tanto usarlo por la mayoría durante mucho tiempo). No es transgresión porque el público, en lugar de llevarse las manos a la cabeza (obligación de la transgresión) estaba aplaudiendo chistes del tipo “los gitanos no saben escribir”, “los gitanos son unos ladrones”, “los gitanos trafican con droga”. No es transgresión por mucho que cuatro o cuatrocientos gilipollas hayan amenazado a Bodegas. No es transgresión por mucho que, como introducía en su monólogo, en la tele te veten los chistes sobre gitanos. Pues claro que los vetan. Pero esto es otra trampa: daba la sensación de que Bodegas presentaba a los gitanos como una especie de colectivo intocable, protegido por el poder, lo cual hace parecer que meterse con ellos sea un acto de rebeldía, de humor de abajo a arriba. Falso.

Los gitanos no son un colectivo poderoso ni protegido, sino estigmatizado. Y si la tele los protege es porque la tele es miedosa. La tele veta todo tipo de chiste (créeme), no sólo de gitanos, porque la tele quiere audiencia y dinero, no problemas. Y claro que vetan los chistes racistas, porque los chistes racistas les podrían generar problemas. ¿Alguien suele ver chistes de negros, de judíos, de árabes en la tele? No. Pero los protegidos son los gitanos. ¡Venga, tío! Sería transgresor salir ahí y hablar de los negros como raza inferior. “Parecen monos sin pelo, jajaja”, “Tengo un esclavo negro en casa, le doy de comer sandía y está encantado, son muy majos”. Esto sería valiente porque el público se sentiría incómodo. El público entendería que es racismo y tú estarías solo ante todos ellos. Eso sí sería transgresión. Lo de los gitanos no, porque el 80% te va a aplaudir.

No hay colectivo más estigmatizado en España que los gitanos. Incluso dentro de la gente progre. Mucha gente “concienciada” cae con los gitanos en el racismo más básico, que es el de contar experiencias personales como argumentos definitivos para señalar a toda una comunidad. “Pues a mí es que me han robado”. “Delinquen, les gusta vivir marginados, no se adaptan, te lo digo yo”. Nadie te ha robado más en tu vida que el hombre blanco, de manera muy adaptada y cívica, eso sí. Mira tu cuenta del banco. Y lo de “adaptarse” no puede ser más relativo. Es condenar un tipo de cultura por no ser la tuya, la buena. Y no es la raza la que vive marginada, sino la pobreza. No se adaptan los de las favelas brasileñas y no son gitanos. Alguien dijo alguna vez que, si de un delito te preocupa la raza, no eres legalista, eres racista.

Que viva el humor, el bestia, el suave, el negro, el blanco, el de abajo arriba y el de arriba abajo. Pero que sea humor, por favor. Ánimo a Bodegas.

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