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Entrevista a Joaquín, 6 años sin ir a trabajar sin que nadie se percatara

Entrevista a Joaquín, 6 años sin ir a trabajar sin que nadie se percatara

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Joaquín García, ingeniero gaditano, no acudió a su trabajo en la administración pública durante 6 años sin que nadie se percatara. Conocido ahora como el  "funcionario fantasma de Cádiz", su caso de absentismo laboral fue descubierto cuando iban a entregarle una placa conmemorativa por sus 20 años trabajando para el ayuntamiento de su ciudad. La noticia ha dado la vuelta al mundo, llegando a aparecer el caso de este peculiar funcionario gaditano en la mítica BBC. Pero ¿quién es Joaquín? ¿Qué le sucedió a Joaquín para ausentarse de su puesto de trabajo durante más de un lustro? En Lío Pardo tenemos en exclusiva la posibilidad de hablar con él, Joaquín, conocido por todos como el funcionario invisible. Gerardo: Joaquín, buenos días, ¿cómo está? Joaquín: Cansado de dar entrevistas. G: Habíamos anunciado esto como una exclusiva, no sabíamos que ya había dado más… J: No, no, si es la primera. G: Entiendo. J: ¿Hay más preguntas o me puedo ir ya a casa? G: No hemos empezado aún. J: Pffff –Joaquín resopla mirando el reloj-. G: Será breve, Joaquín, no se preocupe. ¿Qué es lo que ha pasado? J: ¿Qué ha pasado de qué? G: Bueno, es usted noticia por haber faltado al trabajo durante más de 6 años sin que nadie se diera cuenta. J: Ah, eso. G: Sí, eso. J: A ver, yo al trabajo iba. Lo que pasa es que luego no subía. G: ¿Iba pero no subía? J: Así es. Me quedaba abajo desayunando. Te tomas la tostada y el café y cuando vas a ir para arriba, que si uno que te empieza a hablar de problemas en el trabajo, total que tienes que escucharlo, luego cuando te quieres dar cuenta ya están bajando los del siguiente turno del café y te enganchan con otra cosa, que si viste el partido ayer, que si fue penalti o que si no, que si esto que si lo otro, PUM, siguiente turno de café, y uno, que no sabe ser maleducado, aguantando a uno y a otro. Y luego cuando vas a subir, PUM, siguiente turno. Y cuando te quieres dar cuenta son ya las 12:30, y dices, mira, ya me han hecho perder la mañana, ya para lo que me queda tiro para casa de vuelta y aprovecho la mañana. G: ¿Y así todos los días durante 6 años, Joaquín? J: Así es, señor. Así todos los días de lunes a viernes. El sábado y el domingo no, porque no iba a trabajar. G: Bueno, técnicamente a trabajar nunca fue durante ese tiempo. J: Es una forma de verlo, sí. G: Imagino que después de 6 años, un ingeniero tendría una cantidad de trabajo acumulado enorme. J: Estaba con la obra del puente nuevo de Cádiz. Y hacerse se ha hecho, he visto la inauguración por la tele, así que acumulado tampoco es que tenga mucho, creo. G: Su mujer sabía esto, Joaquín, ¿qué le decía su mujer cuando aparecía en casa de vuelta todos los días a las 12:30? J: Qué buen horario tienes, Joaquín, me decía, y que fuera a por el pan. G: Claro. ¿Y qué hacía usted? J: Ir a por el pan. ¿Quedan muchas preguntas? G: No, ya acabamos. Todo esto se descubre cuando… J: Cuando iban a darme una placa por el mérito en el trabajo, pero no pude subir a buscarla porque José Miguel, un compañero que toma el café a las 11:30, me estaba hablando de que se ha comprado un reloj de esos que te miden las pulsaciones y el sueño. Me dio cosa cortarlo y no subí. G: Tiene lógica. J: Así fue. G: Debe de ser usted un gran conversador, Joaquín. J: Sé escuchar ¿Me puedo ir ya? G: Lo dejamos aquí, Joaquín. Muchas gracias. J: A ti. Joaquín sale de la cafetería con paso ligero hacia su coche. Parece que tiene prisa. Arranca y lo pierdo de vista. Ahí va un hombre a quien nadie echó de menos en su puesto de trabajo durante 6 años. Sobre la mesa de su trabajo, un ordenador IBM modelo antiguo y una foto de su hijo cuando tomó la primera comunión. El mes que viene Joaquín será abuelo. Ojalá pueda pasar este trance y disfrutar durante la vejez del tiempo libre que no tuvo en interminables desayunos que le destrozaron la vida.

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