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@DIOSTUITERO

Los siete pecados capitales eran ocho

Los pecados capitales en un principio eran ocho y te sorprenderá cuál quitaron de la lista.

-Mesa de los pecados capitales, El Bosco

Mesa de los pecados capitales, El BoscoWikipedia

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Sí, hijos míos, en la Iglesia también tenemos rebajas. Es lógico, los Diez Mandamientos también los tuve que resumir en dos, y tampoco me sirvió de mucho porque seguís sin hacerme el menor caso.

En mi religión nada es lo que parece. Podríais pensar que este tipo de pecados se llaman así, “capitales”, porque son muy importantes, los más gordos. Pues no, son pecados como otros cualquiera, ni más graves ni menos. Se llaman “capitales”no porque tengan una importancia capital, sino porque, como explicaba Santo Tomás de Aquino (que era un tío muy listo aunque decía cosas como que la mujer era un ser “imperfecto y ocasional”, “un varón frustrado” ) eran pecados que daban origen a otros muchos. Es decir, que va todo en el mismo lote, como las ofertas del McDonalds.

Como os digo, los pecados capitales en un principio eran ocho, porque los señores que establecían qué era pecado y qué no ( supongo que probarían antes, para asegurarse, sobre todo con el de la lujuria), tipos como Cipriano de Cartago ( un tipo muy palizas que fue decapitado) o Juan Casiano ( éste vivió como eremita siete años en el desierto y le dio mucho tiempo a pensar) dijeron que los mismos eran: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia, soberbia...y ¡al loro!, ¡tristeza!

Sí, hijos míos, la tristeza no solo era una putada, sino un pecado. Estos grandes teólogos pensaban que el infierno estaba lleno de gente con depresión.

Menos mal que en el siglo VI, un Papa, San Gregorio Magno ( Santo y Magno, lo cual no suena muy humilde y sí algo soberbio), dijo que la tristeza era una forma de pereza y los dejó en siete, que además es un número mucho más bíblico, ya que siete es el número divino, que significa, la perfección. ¡Hasta a la hora de pecar hay que ser perfectos!

Y lo mejor de todo, cada pecado capital lleva asociado un demonio, suponemos que un especialista en el tema. Así, el demonio de la lujuria es Asmodeo, el de la gula Belcebú, el de la avaricia Florentino Pérez, perdón, Mammón ( vaya nombrecito), el de la Pereza Belfegor, la ira Amón, envidia Leviatán y soberbia, Lucifer, el que se creía más listo y guapo que yo.

Yo solo os doy un consejo: si pecáis, pecad bien, que la penitencia es la misma.

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