Flooxer Now» Noticias

@DIOSTUITERO

San Cristóbal, el santo con cabeza de perro

Descubre la increíble historia de San Cristobal, el santo patrón de los conductores, al que en muchos lugares se representa con cabeza de perro.

San Cristóbal, el santo con cabeza de perro

San Cristóbal, el santo con cabeza de perro WIkipedia / Dominio Público

Publicidad

Estamos en verano, época de desplazamientos por antonomasia, y no podía olvidarme de San Cristóbal, patrón de los conductores, como todo el mundo sabe; pero no es tan conocido que en muchos lugares se le representa con cabeza de perro, como el mismísimo Dios Anubis.

Vamos por partes. Cuenta la tradición que San Cristóbal era un gigante de 2,3 metros perteneciente al pueblo de los "cinocéfalos", es decir, "los cabeza de perro". San Basilio incluso nos cuenta que Réprobo, que es así como se llamaba San Cristóbal, se alimentaba de carne humana.

El caso es que Réprobo fue bautizado y ya civilizado, se dedicó a cruzar personas en brazos por el vado de un río. Una especie de Caronte pero sin barca y sin llevarte al más allá. Debido a esta labor de transportista es considerado el patrón de los conductores.

Cuenta la leyenda que un día llevaba un bebé en brazos que le pesaba muchísimo, sin saber por qué. Hasta que descubrió que el bebé era nada más y nada menos que el Niño Jesús, que pesaba tanto porque llevaba sobre sus pequeños hombros todos los pecados del mundo. Y de ahí tomó Réprobo el nombre de Cristóbal ( Christophorus, portador de Cristo).

Como no había clínicas de cirugía estética en la época, Cristóbal se bautizó y así adquirió apariencia totalmente humana, sin necesidad de bisturí.

La historia de Cristóbal tiene mucho parecido con la del argonauta Jasón, que llevó a través de un río embravecido a una anciana que era mucho más pesada de lo que debía haber sido y que, en realidad, era la diosa Hera disfrazada.

Hoy lo más parecido que tenemos a los cinocéfalos son los Mosqueperros y Lobezno, pero en la Antiguedad no escaseaban: la leyenda de otro santo, San Andrés, cuenta que este apóstol convirtió al cristianismo a otro gigante caníbal con cabeza de perro que venía de los confines del Imperio y cuyo nombre era "Abominable".

Sea como fuere, de perro o humano, la cabeza de San Cristóbal acabó separada de su tronco, pues murió decapitado.

Publicidad