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Liopardo

¡Os desvelo cómo es el Infierno!

¡Os desvelo cómo es el Infierno!

-Descenso a los infiernos, Bosco

Descenso a los infiernos, BoscoWikipedia

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¡Vaya calorcito tenemos estos días!, ¿no? Creo que Satán se ha dejado abierta la puerta del Infierno. Como sé que tenéis bastante curiosidad por saber cómo es el lugar en el que la mayoría de vosotros vais a pasar la eternidad (“muchos son los llamados y pocos los escogidos”), hoy le dedico mi artículo de Liopardo a tan terrible lugar.

La Biblia describe el Infierno como un lugar “de tormentos”, “un lago de fuego y azufre”. ¡Y ojo, porque la Enciclopedia Católica dice que lo del fuego no es una metáfora! Es verdad que el 28 de julio de 1999 su santidad el Papa Juan Pablo II no se levantó muy católico y en una catequesis en la Ciudad del Vaticano dijo que el Infierno más que un lugar era una situación, la del que se aleja de Dios, y que teólogos tan reputados como Hans Küng incluso niegan que exista, pero no les hagáis caso y mirad lo que os espera.

El que mejor describió el Infierno fue Dante, en su Divina Comedia, donde nos lo muestra como un embudo incrustado en el centro de la Tierra, dividido en nueve círculos, en cada uno de los cuales se aplicaba un castigo diferente, según la gravedad de los pecados. Y es que el diablo es malvado, pero también muy organizado. Para mayor ironía, el peor lugar de todo el Infierno de Dante no es un horno en llamas, sino un lago de hielo, donde los traidores deben permanecer congelados durante toda la eternidad. Allí están los jugadores que ficharon por eterno rival, los políticos tránsfugas y todos los que me dejaron de seguir en Twitter.

El Bosco, en su Jardín de las Delicias, también pinta un lago helado en el panel dedicado al Infierno, y es que en la Edad Media se consideraban los contrastes de temperatura como una de las peores torturas. Hoy en cambio pagáis dinero por ir a un spa. El Bosco también asocia el Infierno a los instrumentos musicales, y eso que por aquel entonces no se había publicado “La Salchipapa”.

Sartre en cambio tenía otro concepto. “El infierno son los otros”, dijo, y se quedó tan ancho. Seguro que al ser un empollón con gafas de culo de vaso sus compañeros le hacían la vida imposible, y le quedó claro el asunto. Yo personalmente creo que el Infierno son ciertos programas de televisión, pero cada cual tiene su opinión.

En “Desmontando a Harry”, Woody Allen nos muestra un infierno lleno de preciosas mujeres desnudas y donde el diablo es Billy Crystal, que por cierto, está allí viviendo en la gloria con su aire acondicionado, agradable invento que además fastidia la capa de ozono. En “South Park” en cambio el diablo es el clásico de siempre, que además mantiene una bonita relación homosexual con Sadam Hussein, un villano hoy pasado de moda. Si me preguntáis, prefiero a Donald Trump.

Otro que pasó “Una temporada en el Infierno” fue el poeta Rimbaud, pero como le daba tanto al opio su libro no hay Dios que lo entienda.

En resumen, no hay un único Infierno para todos, sino que existe un Infierno personalizado para cada uno. De vosotros depende escapar o quedar atrapados en él. ¡Hasta la semana que viene!

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