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Los 7 Cristos más raros del Planeta

Los 7 Cristos más raros del Planeta

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Hoy vamos a hacer un repaso por las imágenes mías más raras que tenéis repartidas por el mundo. Y es que os encanta verme hecho un Cristo.

1. El Cristo Roto.

Por si no sufro bastante en la cruz, en el municipio de San Jośe de Gracia, Aguacalientes, en México, me representáis sin una pierna y un brazo. No es que se rompiera la escultura, que por cierto, es una de las cinco más grandes del país, es que la hicísteis así para recordar a los oprimidos y la catástrofe del pueblo, que sucumbió ante la construcción de la presa donde está situado. En efecto, para más inri, el Cristo está en mitad de una presa, en una isla, y el acceso a adorarme se hace en lancha, o caminando sobre las aguas el que pueda. Mira que he hecho milagros, ¡pues todavía no he conseguido curarme y hacer que me crezca la pierna y el brazo que me faltan! ¡Y la postura es incomodísima!

2. El Cristo del abismo.

Aquí en lugar de lisiarme decidísteis ahogarme colocándome en el fondo del mar, en la bahía de San Fruttuoso, en Ligura (Italia). Allí estoy aburrido con los peces hasta que algún buceador se digna a venir a verme para hacerse la foto.

3. El Ecce Homo de Doña Cecilia.

¿Qué os voy a decir de esta magna obra que no conozcáis? La buena mujer se puso a restaurarme y acabé convertido en el hermano gemelo de Paquirrín. Un corresponsal de la BBC llegó a decir que era “un esbozo de un mono muy peludo vestido con una túnica de una talla inadecuada”. Eso sí, convirtió una vulgar obra de 1930 en un fenómeno mundial. Hoy su pueblo, Borja, es conocido hasta en la China.

4. El Cristo de Botero.

Le dio por pintarme gordo, como todas sus obras, y no paró. Esta es una de ellas. Se debió pensar que me comía todos los panes y peces que mutiplicaba. Menos mal que gracias a las películas de Hollywood todo el mundo sabe que era un tipo atlético, con abdominales marcadas, ojos azules y pelazo.

5. Crucifijo del Santo Spirito, de Miguel Angel.

El famoso Miguel Angel no me retrató gordo, pero me dejó desnudo, sin mi tradicional paño de pureza. Me tienen así en la Basílica del Santo Spirito de Florencia, en la sacristía, eso sí, que no es plan de que los feligreses se escandalicen.

6. El Cristo hipercúbico de Dalí.

Si vais al Museo de Arte Metropolitano de Nueva York me veréis en una cruz de lo más extraña y futurista. Pero curiosamente, en lugar de mirar al futuro, Dalí giró su cabeza al pasado y se inspiró en la lectura de la obra de Juan Herrera, el arquitecto de El Escorial, titulada “Discurso sobre la forma cúbica”. A mis pies, Gala, su churri, y al fondo Port Lligat, su tierra. Hacéis conmigo lo que queréis.

7. Cristo de Copoya, en Chiapas (México)

Con 64 metros de alto, pedestal incluido, dos metros más que la Estatua de la Libertad, es el Cristo más alto de toda Latinoamérica, incluido el de Río de Janeiro. Así que se ha ganado el título de Altísimo con todo merecimiento. Millones y millones ha costado la obrita, que representa tanto mi crucifixión como mi resurrección, ya que contiene un Cristo que “está y no está”, en palabras de su afortunado arquitecto escultor.

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