@DIOSTUITERO
La increíble historia de "The Miracle Machine", cuando os creísteis que podíais convertir el agua en vino
La increíble historia de una maquina que convierte el agua en vino.
Publicidad
Año 2014. Dos expertos vinícolas, Kevin Boyer y Philip James anuncian al mundo desde Silicon Valley que han creado Miracle Machine, una máquina capaz de transformar el agua, sin necesidad de que sea embotellada, en vino. Su precio, 499 dólares (361 euros), y su sistema, secreto: solo adelantan que irá provisto de una conexión bluetooh a una app que pronto estaría disponible para Iphone y Android y que el "milagro" se produciría en la cámara de fermentación, donde una serie de sensores eléctricos, transductores y sistemas de bombeo crearían un entorno controlado que daría lugar a caldos del tipo Cabernet Sauvignon, Chardonay del Valle del Napa y hasta un blanco de Borgoña, a la espera de introducir nuevas denominaciones de origen en un futuro.
En menos de dos semanas la noticia se hizo viral: obtuvo más de 500 millones de impresiones en la red, ya que cerca de 600 medios cubrieron la historia, muchos de ellos de los llamados "serios" ( Time, Mashable, Abc News, La Vanguardia, El Periódico, Esquire, El Correo de Andalucía...) , 6000 personas tuitearon al respecto, 200.000 visualizaron el vídeo de promoción y 7000 firmaron para una potencial campaña de crowfunding para invertir en la falsa máquina.
Pero, como sabéis, sólo yo puedo convertir el agua en vino y pronto se desveló que Miracle Machine no era más que una campaña de publicidad de la ONG "Wine to Water", dedicada a conseguir fondos para crear infraestructuras para obtener agua limpia en países subdesarrollados. Vuestro gozo en un pozo.
Las "catas de vino" de esta ONG se convirtieron en una original idea para recaudar, al igual que las peticiones de todos aquellos que estaban interesados en pagar los 499 dólares que costaba la supuesta máquina, que podían canjearse por una edición limitada de tres botellas de vino "MM" para donar dinero a la causa.
Lo siento, hijos míos, pero la receta de la conversión del agua en vino subió conmigo a los cielos. No haberme crucificado.
Publicidad