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@DIOSTUITERO

Los alcaldes que prohibieron morirse

Las increibles historias de varios alcalde que prohibieron que los vecinos de sus ciudades murieran.

-Laguna de lanjarón

Laguna de lanjarónPIxabay

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Hijos míos, ni medicamentos, ni vacunas y mucho menos rezos: la solución al coronavirus nos la dieron hace ya mucho tiempo diversos gobernantes que emitieron bandos ¡prohibiendo morirse a los vecinos!

No sabemos si la sanción a dicho incumplimiento era la pena de vida, o una multa a pagar en el cielo, pero tenemos más de una de esas curiosas prohibiciones a lo largo de la historia.

La primera de la que se tiene constancia ocurrió en el siglo V antes de mí, en la isla griega de Delos. Dicha isla era considerada un lugar sagrado por los griegos antiguos, que adoraban a mi competencia, ya sabéis, Zeus, Hera y el resto de personajes de ese culebrón venezolano. Pues bien, bajo la instrucción del listillo del oráculo de Delfos, la isla entera de Delos fue liberada de todos los cadáveres y se prohibió morirse en ella a partir de entonces. La medida no tuvo mucho efecto, claro.

En España fue muy sonado el caso de Lanjarón, ese maravilloso pueblo de la provincia de Granada, famoso por su excelente agua y la longevidad de sus habitantes. Tan longevos son, que un buen día de 1999 su alcalde se vino arriba y dictó un bando prohibiendo a sus 3870 vecinos morirse. El motivo: el cementerio se había quedado pequeño y una normativa de Sanidad que vetaba su establecimiento a menos de 200 metros de la población impedía su ampliación.

Por desgracia, dicho bando fue pronto incumplido, y además por un amigo del alcalde, un hombre de 91 años, que falleció a los siete días, y que como el propio alcalde reconoció con cierta sorna: era un destacado simpatizante socialista y “había querido dejar claro que su servicio al partido que apoya está por encima de la amistad con su alcalde del Partido Popular.”

El buen hombre no recibió ninguna sanción, ni los cuatro o cinco infractores que se saltaron la prohibición hasta que se corrigió la normativa de Sanidad por vía urgente y se remodeló el cementerio.

Lanjarón no ha sido el único lugar donde se ha prohibido morirse. El también granadino municipio de Darro también emitió un bando parecido en 2002 para protestar por la falta de fondos para construir un cementerio nuevo.

Diversos pueblos italianos, franceses, brasileños y de distintas partes del planeta dictaron disposiciones parecidas. De todas ellos, me quedo con la del pequeño municipio de La Gresle, en Francia, cuya alcaldesa prohibió morirse a los vecinos en fin de semana. El resto de la semana, sin problemas. Y el motivo, llamar la atención sobre las dificultades para acceder a la sanidad de los pueblos pequeños, la "Francia vaciada". ¿Os suena?

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