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Entrevista a Ernest Hemingway: "Estoy borracho desde 1905. Tengo miedo a la resaca"

Entrevista a Ernest Hemingway: "Estoy borracho desde 1905. Tengo miedo a la resaca"

-Ernest Hemingway

Ernest HemingwayWikipedia

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Señor Hemingway, muchas gracias por atendernos. Es un gran honor…

Vsdc isghnv dkvah sjknv… Te reviento la cabeza… dfbjsk jksbvjkz… gsjss…

¿Ha bebido?

No he dejado de hacerlo desde 1905. Tengo miedo a la resaca. Guardo doscientos kilos de tomate en conserva para el enorme zumo que me tendré que tomar para superar el dolor de cabeza.

Usted ha sido conductor de ambulancias en Italia durante la Primera Guerra Mundial, ha trabajado de corresponsal en París, fue reportero durante la Guerra Civil española, estuvo en el Desembarco de Normandía, ha vivido en África, Cuba…

En efecto, así es mi vida: pasión y aventura. Esta mañana, por ejemplo, he tenido un accidente de avión después de haber tenido otro accidente de avión y todo eso mientras escribía un artículo para el The New Yorker en el que cuento cómo cazar un león con tus propias manos… ¿qué ha hecho usted hoy?

Me he levantado a las 10 y he desayunado una tostada de queso fresco (0% grasa) en pijama mientras veía el Programa de Ana Rosa, luego me he duchado… creo.

Bueno, apasionante también.

Tiene una escopeta a mano…

Ahora no.

Señor Hemingway, sin duda, ha vivido grandes acontecimiento, pero ¿hay algo que le gustaría haber hecho y no hizo?

Pues siempre me hubiese gustado correr en la San Silvestre Vallecana. Deporte y fiesta se unen en esta popular prueba atlética. Pero nunca lo he podido hacer y siempre tendré clavada esa espina. ¡Maldita sea! Me encanta la San Silvestre Vallecana.

¿Háblenos de su novela “El viejo y el mar”, ganadora de un Premio Pulitzer?

“El viejo y el mar” fue una novela breve inspirada en una muchacha que trabaja duramente en el campo.

¿Y tituló su novela “El viejo y el mar”?

Así es. No quise comprometer a esa joven, así que fui disimulando y maquillando progresivamente aspectos de su vida hasta que me llevó a un viejo y un mar. Pero así son las novelas, tomas cosas de la realidad y le das vueltas para que encajen en tu idea de arte. Ahora puedo confesar que esa niña se llamaba Heidi.

¿Qué fue lo primero que pensó cuando le concedieron el Premio Nobel de Literatura?

Jódete, William Faulkner.

A Faulkner se lo concedieron cinco años antes.

Pensé exactamente lo mismo.

Su estilo literario ha sido de los más influyentes del siglo XX. Muchas generaciones de escritores han tratado de seguir su estilo. ¿Le gusta?

Para serle sincero, durante mi estancia en España conocí a Pío Baroja y confieso que copié su estilo breve, claro y preciso. Luego Bukoswki me copió a mí. Así que lo peor de todo esto es que muchos malos imitadores de Bukowski en verdad están copiando a Baroja. O algo así. Creo que voy muy pedo.

¿París era una fiesta?

París era una fiesta, pero no te dejaban entrar con zapatillas y calcetines blancos. Y a ese gran número de creadores de todo el mundo que nos juntamos en la capital de Francia nos encantaban los calcetines blancos, así que montamos una rave en la periferia del arte parisino. En realidad éramos unos perdedores que el tiempo ha hecho grandes. Aunque no acabamos de imponer la moda de lucir calcetines blancos entre la juventud, una pena.

¿Muchas personas argumentan que usted es un gran apasionado de la tauromaquia para justificarla?

Sí, me gustan los toros. También me gusta pegarme un tiro con una escopeta. Pero no creo eso que sirva de ejemplo para nada.

¿Qué le gusta más: los toros o pegarse tiros con una escopeta?

Por cosas como esta gilipollez bebo compulsivamente.

¿Si siente orgulloso de que gracias a usted gente de todo el mundo viaje a Pamplona para los Sanfermines?

Ya, bueno, me pone triste que muchas personas viajen seis mil kilómetros hasta Pamplona y luego acaben subiéndose borrachos y en calzoncillos a una fuente para tirarse al vacío. Preferirá que en vez de hacer el cafre leyesen algo de mí. Me conformo con que leyesen. Aunque quizá si lean. No es incompatible leer con ser un imbécil. Por cierto, lo de tirarse de una fuente completamente pedo y en calzoncillos lo inventó Scott Fitzgerald en París. Lo recojo en mi cuento “No te bebas ese último Jäger, John Scott, por tu madre”. Creo que se me está pasando la borrachera… ¿Quiere un zumo de tomate?

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