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@BECARIA_

Curiosos consejos sexuales para excitar a los hombres

Becaria analiza el sorprendente libro "203 maneras de volverle loco en la cama".

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La pasada semana me dejé caer por la Semana Negra, un evento cultural celebrado cada verano en Gijón, que cuenta con un ferial de libros. Me hice con un buen botín y he tenido que empezar la lectura con "203 maneras de volverle loco en la cama", un ejemplar publicado en 1993 que adquirí en una caseta con mucho merchandising republicano, libros viejos y temáticas sin ton ni son. Estoy convencida de que me he llevado el mejor de lo peor. Los dos euros mejor invertidos de mi vida.

"¿Por qué 203?", me he preguntado. Pero pronto olvidé mi inquietud momentánea al ver la cantidad de consejos sexuales que, aunque están escritos con cierto humor, van totalmente en serio. A pesar de ser una traducción, confío en su fidelidad al texto original de Olivia St. Claire, la autora.

Usa tu vagina como una despensa/nevera

Dentro de un apartado enfocado a conocerte a ti misma, sugiere que te metas de todo por la vagina: «Introduce un consolador o cualquier objetivo parecido a un pene en tu vulva: un pepino, una vela, una zanahoria, un calabacín, un pequeño envase de plástico de desodorante, etc.». Y por si fuera poco el complejo vaginal de despensa que genera con semejante recomendación, en otro epígrafe sugiere que sustituyas el frutero por tu cavidad: «Introduce cubitos de hielo en tu vagina. O bien cerezas, uvas, plátanos, gajos de naranja». Pero hay más. En otro apartado de juegos estimulantes comenta que «una cereza, uvas u otras bayas en el interior de tu vagina pueden ser una deliciosa invitación a tomar un atrevido piscolabis. Métete un plátano pelado e invítalo a comérselo. También puedes triturar antes el plátano (o melocotones, o papaya) y llenarte la vagina con la papilla de fruta; luego deja que se sumerja el pene en ella».

Prepárate para el lanzamiento vaginal olímpico

«Métete en la vagina un dildo, un vibrador, una vela, un pepino o algo similar. Intenta mantenerlo allí utilizado sólo tu músculo vaginal mientras estás sentada y muy erguida. No dejes que se te escape. Túmbate y trata de expulsarlo. Practica hasta que lo puedas arrojar con fuerza. ¡Piensa en lo que le podrías hacer a él!». Refiriéndose al hombre, claro. Qué mayor motivación para fortalecer la vagina que pensando en Manolo con un calabacín como el cuerno de un rinoceronte dentro.

Eau de flujo vaginal

«Una de las armas sexuales más devastadoras con las que cuentas es el olor de tus flujos vaginales. Puede que los hombres hagan bromas acerca del olor a pescado, pero si te mantienes limpia, el olor almizcleño de tu lubricante natural puede ser un afrodisíaco increíble. El olor de una hembra en celo tiene como objetivo atraer a los machos de su especie, así que utilízalo: un toque detrás de las orejas, en el cuello, entre los pechos, en las muñecas». En la cabeza de la autora (o de la traductora) ha tenido que sonar espectacular.

Disfrázate de lechera

Esto es como la homeopatía, que hay quien dice que le funciona no sirviendo para nada, pero a mí, lejos de excitarme, me da mucha risa. ¿Resultaría erótico en los años 90, cuando fue publicado este recopilatorio de ideas? «Vístete de criada, soldado, camarera, enfermera, su cantante favorita, de hombre, de personaje circense, de lechera o de cualquier cosa que su deseo erótico quiera».

Sexo oral mientras habla con su madre

«Acércate furtivamente a tu hombre mientras esté hablando por teléfono con su madre, con su jefe o con el casero. Deja que tu boca le ponga duro como el acero». Porque tiene que ser muy excitante también para ti el hurgarle en los bajos mientras habla con su madre sobre llevarle los vaqueros y los calzoncillos para que se los lave y planche.

El dedo gordo del pene

«Cuando esté a punto de alcanzar el orgasmo, agárrale de ambos dedos gordos de los pies y tira de ellos suavemente. Al parecer, en los hombres el hueso del dedo gordo está conectado a su hueso genital, y ese estímulo extra incrementa la intensidad de su eyaculación». También comenta que «algunos hombres pueden llegar a eyacular con una buena mamada del dedo gordo del pie». En resumidas cuentas, que llevo toda la vida tocándoles la polla en el lugar equivocado.

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