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Cómo sobrevivir a la familia en Nochebuena

Becaria escribe esta guía necesaria para sobrevivir en Nochebuena a tu cuñado, a la tía pesada, a Whatsapp, a los bulos de Internet y otros suplicios.

-Cena de Nochebuena

Cena de NochebuenaPixabay

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Se acerca la noche más grande del año, no por maravillosa, sino por tamaño en comensales y abundancia de la comida contenida en cada plato. La noche en la que las farmacéuticas hacen palmitas con la venta de protectores de estómago y otros brebajes para los empachos y los gases. La noche en la que amortiguamos los suplicios familiares a golpe de langosta, polvorón y mazapán en la hormigonera digestiva. ¿Con qué nos vamos a encontrar un año más y qué podemos hacer para no morir entre plato y copazo?

El cuñado

Un año más, el cuñado tipo llegará a la cena con sus hits del año y, en lo que dure el banquete y la sobremesa, y con la boca llena, asegurará que tiene la pócima secreta para arreglar el mundo de la política, la economía, los asuntos sociales y el trabajo, y como novedad, emitirá su primer comunicado sobre el feminismo, convencido y seguro de sí mismo; “ni michismi ni fiminismi”, tras un profundo estudio de la igualdad a lo largo de 2018 leyendo opiniones en Twitter y alguna que otra columna de periodistas de extrema derecha y con menos rigor que la receta de la homeopatía para curar un dolor. El cuñado pertenece a la España que madruga, lo cual no quiere decir que le den las 12 de la mañana y ya esté despierto.

La tía pesada

Es un clásico. Los años pasan pero la tía pesada sigue obsesionada con casarte y que tengas hijos a toda costa, cuando no tienes pareja, ni se espera, y tus capacidades reproductivas ya están dando los últimos coletazos porque te haces mayor. Pero esta ingenua mujer, hermana de tu madre o de tu padre, se piensa que sigues siendo una niña fértil para toda la vida. La tía pesada suele ser católica, apostólica y romana, una “comesantos” que en cuanto le da la espalda a la cruz pone a todo el mundo a caldo, y está obsesionado con llevarse el mejor pellizco de la herencia de la abuela más longeva, que ya roza los 120 años.

Comer, bulos de Internet, comer, el Whatsapp, comer y otros suplicios

Comer en navidad en familia es como engullir provisiones para sobrevivir a la próxima glaciación. Y como viene sucediendo en las últimas cenas, el Whatsapp es un invitado más en la mesa: raro es el momento en el que no se te acerca tu tía pesada para preguntarte cómo se cambia la foto de perfil, enseñarte un video en cadena, fotos chorra o a pedirte cualquier detalle de tecnología básica que te obliga a limpiarte las manos y sacrificar unos langostinos por hacerle el favor y que te deje comer en paz. Dentro de la paz que implica tener de fondo al cuñado arreglando el mundo, el zapping de televisión entre los programas de música y baile o el especial de Rafael. En estos momentos de concordia familiar y buen comer, los creadores de bulos y noticias falsas, se frotan las manos entre la tía pesada, el cuñado y tu prima “la espiritual” aficionada al reiki.

Autoayuda para sobrevivir a la cena de Nochebuena

"No nos ha tocado la lotería ni la pedrea, pero lo importante es que tenemos salud" es la frase consuelo de toda cena. Y ante la hecatombe de turrones, no nos quedará otra que intentar sobrevivir con el móvil en la mano, no opinando, no mirando la tele, simulando que tienes ganas de mear constantemente y encerrándote en el baño, comiendo lo justo para meterte el bolo alimenticio y calórico necesario sin obstrucciones intestinales y publicando el minuto a minuto familiar en Twitter para hacerla más llevadera con otros extraños con los que empatizas más que con tu propia familia. El nivel de satisfacción de la noche dependerá de los likes por tuit viralizado.

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