El novillero venezolano Jesús Enrique Colombo en la faena a su segundo novillo

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FERIA DE SAN ISIDRO | 22 DE MAYO

La terna no saca partido de una encastada novillada de El Montecillo

La terna de noveles que ha actuado este lunes en la primera novillada de la feria de San Isidro no ha terminado de sacar todo el partido que ofrecieron varios de los utreros de El Montecillo, con un cuarto más destacado del que la presidencia ha negado una oreja al debutante venezolano José Enrique Colombo.

Después de dos años en que sus hermanos de otras camadas hirieron de gravedad a tres novilleros, varios de los utreros de El Montecillo han roto este lunes el maleficio con un comportamiento encastado y manejable que ha ofrecido a la terna notables opciones de triunfo.

En la mano lo han tenido cada uno de los tres noveles, a los que ha correspondido al menos uno de esos novillos destacados, y sobre todos ellos un tercero especialmente bravo con el que el debutante venezolano Jesús Enrique Colombo ha realizado la faena más jaleada de la tarde.

Igual que con el primero de su lote, Colombo ha toreado fácil y suelto a la verónica a ese novillo estrella del encierro, que mostró claramente su bravura en su forma de arrancarse con alegría y entrega al caballo de picar en los dos encuentros.

Aun así no salió suficientemente castigado, por lo que sus arrancadas en el tercio de banderillas, que protagonizó con ciertos apuros el venezolano, y en la primera parte de la faena de muleta fueron especialmente fuertes y desbordantes.

Colombo ha sabido desplazarlas con habilidad, sin verse demasiado apurado, aunque a medida que el bravo perdía bríos y exigía que le llevaran más toreado el trasteo empezó a perder enteros, muy a menos en intensidad, cuya mayor porcentaje ponía el animal.

Al rematarla ha sido cuando el novillero caribeño ha vuelto a calentar al tendido con unas apuradas bernadinas y tirándose a matar con verdadera decisión, volcándose sobre el morrillo, aun a costa de sufrir un fuerte pitonazo en la rodilla derecha.

La emoción del momento motivó una petición muy sonora y unánime de la oreja, que el presidente, en otra de las polémicas decisiones de la autoridad en lo que va de feria, decidió denegar para llevarse una fuerte bronca.

Pero ese tercero no ha sido el único novillo con opciones del buen encierro de El Montecillo, porque ya el primero de la tarde tuvo una templada y enclasada embestida por el pitón izquierdo que Colombo no terminó de aprovechar con un toreo animoso pero poco sutil.

Al sevillano Pablo Aguado, que volvía a Madrid tras resultar herido en el primer festejo de la temporada, le ha correspondido el novillo de menos clase, salido en segundo lugar, con el que estuvo algo ligero e inexpresivo, pero la suerte le ha compensado con un quinto que, al revés que otros, sacó más recorrido y entrega por el lado derecho.

Aguado se lució con él de capa, sobre todo en un toreado y recreado quite por chicuelinas, antes de hacerle una faena de altibajos, con detalles de templado clasicismo entreverados entre desajustes de colocación en los cites y con cierto encimismo al ligar los muletazos que le ha impedido concretar su obra.

Por su parte, el también sevillano Rafael Serna no llegó a apurar, por encimarse también en exceso con él, la cristalina nobleza de un tercer novillo que amagó con rajarse pero se mantuvo en la pelea, para luego verse demasiado prudente con el sexto, que empeoró su condición ante sus dudas y su desconfianza.

Ficha del festejo

Seis novillos de El Montecillo, de buena y fina presencia, armónicos de hechuras y sin gran aparato en las cabezas. En conjunto, dentro de la variedad de su comportamiento, resultó una novillada encastada y con opciones, en la que destacó especialmente el espectacular y bravo cuarto.

Jesús Enrique Colombo, de grana y oro: pinchazo y estocada trasera (ovación); estocada (vuelta al ruedo tras aviso y fuerte petición de oreja, con bronca a la presidencia por no concederla).

Pablo Aguado, de verde botella y oro: estocada chalequera y estocada tendida (silencio tras aviso); estocada trasera desprendida (ovación).

Rafael Serna, de fucsia y oro: estocada trasera tendida (silencio).

Entre las cuadrillas, destacó Rafael González con una precisa y templada brega. Asistieron, desde distintas localidades de la plaza, los ministros de Interior, Juan Ignacio Zoido, y de Fomento, Íñigo de la Serna.

Duodécimo festejo de la feria de San Isidro, con tres cuartos de entrada en los tendidos (18.162 espectadores), en tarde de calor.

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