El limón es un fruto tan útil y lleno de propiedades que siempre nos da pena desperdiciar la mitad de él cuando partimos uno para usar unas pocas gotas de su jugo. Aunque lo que se nos ocurre automáticamente es meterlo en el frigorífico tal cual, el destino de esa mitad de limón suele ser quedarse seco en el fondo de la bandeja, solitario y olvidado. Para que esto no nos pase y poder aprovechar hasta la última gota de cada limón, y sabiendo que rara vez usamos un limón entero para cocinar, te contamos cómo debes conservarlos una vez partidos. Hay varias opciones para no desperdiciar el limón, la primera de ellas es colocarlo con la parte abierta hacia abajo sobre un plato y cubrir todo el limón con un vaso de vidrio. Así podremos dejarlo más de una semana sin que el limón sufra ninguna alteración. Otra forma de conservarlo en perfecto estado es humedece un trozo de papel de cocina y envolver con él el trozo de limón que está intacto, después mételo en un táper y mételo a tu frigorífico. El truco del palillo Una opción más ingeniosa implicará el uso de algo que todos tenemos en nuestras cocinas: un palillo. Bastará con tapar el limón que nos haya sobrado con la otra 'tapa' que hemos cortado y unirlas atravesándolo con un palillo. Para que surta efecto, es necesario que la 'tapa' del limón cubra toda la superficie de pulpa cortada. Así, si quieres usar este truco tendrás que tener en cuenta cómo cortas el limón, para poder guardar dos partes del limón y poder usarlas más adelante.