Tras la pérdida de Bárbara, Viriato decide abandonar la lucha y alejarse de Caura. En su propósito, el líder de los rebeldes le pide a Helena que vaya con él y empiecen una vida juntos. Helena, dolida por lo que siente su corazón, le rechaza porque dice no poder vivir con un hombre lleno de rencor como es él "estoy enamorada de un hombre que sólo siente odio dentro, que sólo piensa en la muerte y la venganza". La hija de Teodoro ya ha decidido prometerse con Alejo como deber de hija.

El grupo rebelde parece desintegrarse. Viriato ha decidido abandonar la lucha y se aleja de todo mientras Sandro, completamente hundido, se dedica a llorar la muerte de su esposa entre jarras de cerveza.

Por su parte Paulo y Darío intentan recomponer el grupo. Los rebeldes se
encuentran contra las cuerdas: tienen que recuperar a su líder y hacer frente a un nuevo ataque de Galba . El pretor está destruyendo su reputación: soldados disfrazados de rebeldes están matando hispanos y en su poblado la gente los cree asesinos. En Caura la indignación es general y el consejo decide invitar a  Galba a presidir la fiesta anual de la fertilidad para pedirle su protección. Pero lo que parece un paso atrás para los rebeldes puede convertirse en una gran oportunidad para derrrotar a Galba.

La muerte del padre de Claudia sitúa a Galba por fin sobre su mujer. Y Galba no duda en aprovecharlo para hacerse con aquello que su mujer le arrebató... Nerea.