Tras un episodio con fuego, Angustias se muestra fuera de sí, absorta, lo que preocupa a su marido, Tristán, y desespera a su suegra, Francisca, que urde un plan para incapacitarla en sus deberes como madre. No se fía de ella y pide a Pepa que sea su sombra.

Tristán intenta acercarse a Pepa pero ella no quiere saber nada, no quiere hacer caso a su corazón, es demasiado arriesgado.

Raimundo descubre los planes de Francisca de dejar secos sus campos y organiza una Junta de Regueros para exigir derechos. Sin embargo, su discurso no es suficiente, Francisca tiene demasiado poder y los campesinos no lo secundan.

Por otro lado, en la casa de comidas ha aparecido un hombre, el señor Antúnez, con una oferta interesante: quiere comprar la taberna a Raimundo aunque este se niega. Antúnez pide a Pedro, el alcalde, que interceda a cambio de una suma importante de dinero.

En la casa Castañeda, José se siente con fuerzas gracias a la ayuda de Tristán, pero Juan no ve con buenos ojos que su familia tenga que recibir favores de los Montenegro y lo pagará con Soledad