La información que aporta María no da muchas pistas para localizar a su agresor. Fernando no quiere que molesten más a María.  Sugiere (sin acusar) el nombre de Lázaro. La Guardia Civil viene buscando a Lázaro. Lázaro desapareció el día que violaron a María, lo cual lo convierte automáticamente en sospechoso.

Candela encuentra a Pía con Evarista, una vieja amiga.  Pía miente: no hay de qué preocuparse. Evarista quiere cobrar: de lo contrario dirá a todos que la muerte de un niño pesa sobre su conciencia.

Francisca ha tomado una decisión: no sucumbirá al chantaje de Ayala. María no se traga más mentiras baratas. Sabe que pasa algo con su madrina y quiere saber qué es. Francisca mantiene su postura de no claudicar. No se arredra cuando se llevan a Sebastián.

Rosario le cuenta que Gonzalo se ha quedado en Puente Viejo por ella. María lo manda llamar. María pide disculpas. El otro día estaba desorientada, pero el mensaje es el mismo: sigue tu camino.

Quintina se esfuerza al máximo, pero su representación resulta grotesca y suena a engañifa. La merienda que les ofrecen tras la actuación, es aún peor.

Luis está preocupado por la falta de noticias de su amante, pero no quiere agobiar a Soledad. Olmo ya sabe cuál el secreto que Jesús guardaba tan celosamente: es homosexual.

Descubrimos que Sebastián no es una víctima, sino que está compinchado con Ayala.