Quien vigila a Pepa es Tristán, le asalta para darle explicaciones, ella no quiere oírlas, son vanas después de tantos compromisos rotos. Tristán esperará como alma en pena y alcoholizado en la casa de comidas.

Emilia llega a la habitación en la que su padre se desgañita de odio hacia Francisca, le pedirá que se vaya. Su padre le cuenta la historia de amor que hubo entre él y Francisca cuando fueron jóvenes. Francisca tiene su propia versión, se la cuenta cuando Emilia se persona en la casona a pedirle que no vuelva a importunar a su padre. Ella quema las cartas en señal de que lo que hubo pertenece al pasado; vuelve a adoptar su duro semblante.

Sebastián y Virtudes quedan en que irán con cuidado para ver cómo retomar su relación.

Soledad se instala de nuevo en el chozo.... pero Juan irá a rescatarla y le dirá que le ama.

Pepa no se acostumbra a estar casada con Alberto, pero le promete que como él está haciendo un esfuerzo por complacerla, ella aprenderá a amarle. La partera es conciente que Alberto ha rechazado un puesto en Madrid para optar a un hospital militar y poder acceder a favores de altos mandos para hacer posible la recuperación de Martín.

En la calle la pareja su cruza con Tristán y Martín, el niño tira de la mano de su padre para encontrarse con Pepa. Los dos se funden en un fuerte abrazo.