En plena misa, Gonzalo desenmascara a don Celso como un ser mezquino y avaricioso, narrando sus andanzas en las misiones. Asegura que ninguno de los dos es digno de representar a Dios, mientras Don Anselmo intenta calmar los ánimos y despide a los feligreses. Es la última discusión entre Gonzalo y su mentor, y visto que Don Celso lo ha perdido todo en el pueblo, tiene que irse.

Aunque Raimundo y Alfonso buscan unos posibles padres, no encuentran a nadie, lo que hace que Emilia se sienta madre de nuevo. Deciden disfrutar de este "regalo del cielo", como ella dice, pese a que Raimundo y Mariana intentan imponer cordura -aunque acabarán contagiándose del entusiasmo de los 'padres'-.

María quiere ayudar económicamente a Candela y Carmen. Es lo único que puede hacer para compensar el desahucio tras hablar con Francisca y no conseguir nada.

En casa de los Buendía, Isidro y Rita se dan ánimos mutuamente. Tienen que ser fuertes y vencer a su amor, ya que en este momento sólo importa Aníbal.

Por último, Gonzalo reúne a sus queridos en el Jaral para afirmarles que lo que pasó en la Iglesia no fue sólo un gesto, y que tiene la intención de colgar los hábitos.