La inquietante presencia resulta ser una preciosa muchacha que lo cuida (Inés). Inés cura a Bosco, se gustan, se bañan en el río y acaban besándose. Pero Bosco recapacita, no quiere hacerle daño.

Alicia y Aurora siguen enzarzadas sobre quién tiene más derecho a decidir sobre Conrado. Aurora defiende a Conrado y reclama su derecho a permanecer a su lado durante la noche. Inocentemente, el doctor le da a Aurora un papel que Alicia quiere hacer firmar a Conrado.

Don Anselmo reconoce el pañuelo: era igual al que llevaba el anarquista que lo secuestró. Gonzalo consigue que Fe confirme que el pañuelo que encontró es de Bosco, o al menos, Bosco tiene uno igual.

Dolores ha regresado extraña desde la riada, ya ni le animan los cotilleos. Los Mirañar andan preocupados por ella.

Mariana, que llevaba días muy rara, se confiesa con don Anselmo: se culpa de ser una asesina.