Pepa da el sí quiero a Alberto al perder toda esperanza de que Tristán se presente en la Iglesia, pero la celebración se verá empañada por varias urgencias médicas.

En primer lugar Soledad se encuentra oculta en casa de los Castañeda pues Juan ha ido a buscarla al saber de su delicadísimo estado de salud. Tiene una neumonía que podría ser mortal. Rosario la esconderá el tiempo que sea necesario, sin límites mientras Juan y Soledad retoman el contacto.

Raimundo se ha quedado ciego y aunque tratan de convencerle de que probablemente sean secuelas de la operación, él sabe que puede ser permanente. Emilia quiere compartir el peso de ese dolor con Sebastián y aunque el padre se opone a que se entere, ella acaba por decírselo a su hermano, quien no sabrá cómo actuar; si presentarse junto a su padre o seguir su voluntad y mantener las distancias.

Mientras, Tristán sigue semi inconsciente mientras el hombre misterioso le cuida con mimo. Francisca es ajena a la situación de su hijo y decide centrar su atención sobre la desaparición de Soledad. Decide actuar, la quiere de vuelta y ordena a Mauricio la batida hasta encontrarla.

Cuando cae la noche el recién estrenado matrimonio se esconde en el interior de la habitación de Pepa. La situación de la pareja contrasta con el bullicio que se vive fuera y varios borrachillo cantan canciones picantes que nada tienen que ver con la casta celebración que se vive en la habitación. Aún así Pepa cree que ha llegado la hora de consumar su matrimonio y comienza a desvestirse con cara de circunstancias ante el médico que la mira con deseo.