En la cueva, y tras atar cabos, Juan Caballero consigue encontrar una respuesta coherente al enigma de la carta de Remigio. Y es que las profanaciones de las tumbas del cementerio de Arazana, pueden estar relacionadas con la ubicación del botín. Sin embargo, con Malpartida fuera de combate, ¿quién puede encontrarse tras el levantamiento de tumbas?
El capitán Ferrer evita que Morales indague en el asunto del cementerio y le ordena que se centre en encontrar a los bandoleros.
En el cortijo de los Garmendia, Elisa dice a Pablo que necesita a una persona que se encargue de cuidar de Eusebio las veinticuatro horas. Así, Pablo acude en busca de Sofía, para ofrecerle el puesto de enfermera de su padre. 
Rafalín sigue sin salir de su asombro. Ha dejado de ser huérfano de la noche a la mañana. Pero el interés de Manuel por Rafalín, sólo responde al dinero que su hijo consiguió de la venta del yelmo medieval.