Alejandro se encuentra mejor, y los bandoleros le intentan convencer de que vuelva a Extremadura, pues esa no es vida para un joven duque. Pero Alejandro se muestra reticente, pues quiere seguir perteneciendo a la partida de bandoleros. Doña Leonor pide a Olmedo que se ocupe de ese entrometido de Adolfo y le dé una paliza para que se le quiten las ganas de escribir artículos peligrosos. Además, la señora Velasco descubrirá algo que puede dar un giro radical a su vida.