Debido a lo complicado de la misión, cada uno de los participantes se mostrará, dependiendo del caso, nervioso o decidido, ansioso o tranquilo pero, en cualquier caso, siempre con el objetivo muy claro. Inés, al mismo tiempo, sabe que tiene que acudir para, por lo menos, intentar descubrir lo que pueda sobre la relación entre Bejarano, Martín, Uriarte y los papeles de Arturo. Su sorpresa y alegría será total cuando, delante de sus narices, vea toda la operación llevada a cabo con éxito por sus amigos y vea, de paso, el fracaso público de Martín y de Bejarano.

En la Plaza de los Frutos, mientras tanto, Amparo confiesa a Pelayo parte de su historia y del porqué de su modo de vida, aunque este mismo le lleve a rechazar su ayuda. Sin embargo, Pelayo lo entiende perfectamente y le deja claro que lo tiene para lo que necesite, incluido guardarle la emisora en el sótano el tiempo que haga falta. Amparo lo agradece ya que piensa dejar de emitir durante un tiempo, hasta que amaine la presión que hay sobre ella, y se despide de Pelayo hasta entonces con un dulce beso. El hombre quedará encantado y obnubilado hasta que escuche por radio la fatal noticia de que Amparo ha sido detenida por ladrona.

Marina, por su parte, está encantada de recibir la invitación de Tomás para salir por ahí y pedirá ayuda a Felisa para que todo quede perfecto. Todo irá bien efectivamente menos en lo relativo al hostal, donde Belén sigue teniendo problemas y donde Tomás, cada vez más triste, no sabe que Federico anda tras sus pasos, sospechando de que él y Roberta son amantes.